martes, 7 de agosto de 2012

El terrorismo, la gran coartada

Entrevista a Samir Amin

25 de enero de 2002
Anne Marie Mergier, Proceso
Al llamado de Washington de que el mundo forme un frente común contra el terrorismo se contrapone otra opción: un movimiento mundial de oposición a la globalización. Samir Amin, economista egipcio en cuyo currículum figuran cuatro décadas radiografiando el imperialismo, critica a los líderes occidentales, creadores, por su incomprensión, del islamismo político que ahora los empavorece.
No es un frente unido contra el terrorismo lo que el mundo necesita. Ese frente sólo generará más y más terrorismo. La única manera de impedir actos violentos, ciegos y desesperados es constituir un frente unido contra la injusticia social internacional y contra la guerra, señala Samir Amin.
Agrega: Ésa es la meta del movimiento mundial de oposición a la globalización neoliberal. Su movilización es un obstáculo para los planes hegemónicos de Estados Unidos y lo convierte en blanco principal de esa llamada coalición internacional contra el 'terrorismo'. Hay que ser lúcidos: esa cruzada contra el terrorismo encabezada por George W. Bush es una coartada para acabar con ese movimiento.
Samir Amin parece burlarse del paso del tiempo y de sus 70 años. Impresiona su dinamismo. Economista egipcio egresado de la Sorbona, es autor o coautor de decenas de libros traducidos en numerosos idiomas, 24 de los cuales están disponibles en español. Considerado como uno de los más agudos analistas de las problemáticas económicas y políticas del Continente Africano y del desarrollo en el Tercer Mundo, Amin lleva también cuatro décadas radiografiando el capitalismo y el imperialismo, tema del ensayo de 300 páginas que se apresta a publicar.
De 1957 a 1960, Amin trabajó en la Administración Egipcia de Desarrollo Económico. En los tres años siguientes fue consejero del gobierno de Malí y luego catedrático en universidades francesas y de Senegal. En 1970 dirigió el Instituto Africano de Desarrollo Económico y de Planeación, al tiempo que encabezó el Foro del Tercer Mundo. Hoy preside el Foro Mundial de las Alternativas.
Pilar del movimiento internacional de oposición al neoliberalismo, Amin —quien con la organización francesa Attac y distintos movimientos brasileños impulsó la celebración del Primer Foro Social Mundial de Porto Alegre— reconoce que su vida es un tanto agitada: cuando no viaja por el mundo corriendo de conferencias a cumbres, comparte su tiempo entre El Cairo, su ciudad natal, Dakar (Senegal), sede del Foro Mundial de las Alternativas, y París.
Al recibir a la corresponsal en el estudio lleno de libros de su apartamento parisino, informa que acaba de llegar de Shengen (Bélgica), donde participó durante una semana en una reunión internacional de preparación del Segundo Foro Social Mundial, y que se apresta a ir a Porto Alegre para ese encuentro que califica de capital en el terrible contexto actual.
Mientras hablamos, el teléfono suena más de una vez. Amin guarda la calma. En realidad, solamente la pierde cuando toca el tema de Estados Unidos, sobre todo el de la cruzada antiterrorista de Bush y la forma en que los medios de comunicación occidentales la reseñan.
Según estos medios, la aparición de movimientos políticos que se reclaman del Islam sólo refleja el atraso cultural y político de pueblos incapaces de entender otro lenguaje que el de su oscurantismo atávico. Al igual que los líderes occidentales, los analistas de esos medios no ven, no quieren ver, que el surgimiento de esos movimientos es en realidad la expresión de una revuelta violenta contra los efectos destructivos del liberalismo y la modernidad inacabada, truncada y engañadora que genera. Es una revuelta perfectamente legítima contra un sistema que nada tiene qué ofrecer a esos pueblos.
- Me extraña: usted parece justificar la violencia de los fundamentalistas o los integristas islámicos...
- No justifico nada. Usted sabe muy bien que he pasado mi vida oponiéndome a ellos. Contextualizo el problema. Es distinto. Ahora bien, antes de seguir, hay un punto que me urge aclarar: los términos integristas y fundamentalistas son términos absolutamente erróneos manejados exclusivamente por Occidente. En los países árabes nadie los usa, porque el discurso islámico que pretende ofrecer una alternativa a la modernidad capitalista no tiene fundamento teológico alguno. Es meramente político. Es una manifestación política del sentimiento religioso de los pueblos musulmanes. Por eso hablamos de islamismo político y no de fundamentalismo o integrismo. Más grave: los occidentales, y en primer lugar Estados Unidos, participaron activamente en la instrumentalización de ese islamismo.
- ¿Podría ser un poco más explícito?
- El Islam político es producto del fracaso de dos grandes corrientes que fueron muy activas en el tercer mundo, en particular Asia y África, durante buena parte del siglo 20... No me gusta el término fracaso. Sería más exacto hablar de imposibilidad de rebasar ciertos límites.
 - ¿Cuáles eran esas corrientes?
Por un lado, la de la burguesía liberal. Se trataba de una burguesía modernista, no muy democrática, convencida de que podía integrarse a la globalización capitalista, que no Nació ayer, y que pensaba poder hacerlo negociando los términos de esa integración en el marco de una cierta interdependencia. Acariciaba la ilusión de no tener que obedecer como simple agente de la colonización. No lo logró. Y tuvo que someterse a la voluntad imperialista.
La segunda corriente es lo que llamo el 'nacionalismo populista', cuya primera manifestación fue, a mi juicio, la Revolución Mexicana. Esa corriente se oponía al imperialismo y a la burguesía local. No era forzosamente socialista en el sentido soviético de la palabra, pero su ideología tenía un fuerte contenido social.
En los países árabes esa corriente se manifestó mediante el nasserismo en Egipto, el baasismo en Irak y Siria, el régimen de Boumediene en Argelia, etcétera... Tampoco esa corriente prosperó. No fracasó del todo porque generó grandes transformaciones en las sociedades, pero no logró su cometido. El hecho de que se agotaran esas dos corrientes concomitantes y sucesivas, a menudo antagónicas, creó un gran vacío que el islamismo no tardó en llenar.
- ¿Cuáles eran las relaciones de esas corrientes con el Islam?
En los Estados dirigidos por la burguesía liberal o el nacionalismo populista, los gobiernos desconfiaban del Islam. No se trataba de Estados laicos, el Islam figuraba en la constitución como religión de Estado, pero los gobernantes lo apartaban de la política. Cuando sus respectivos proyectos se colapsaron, el islamismo tomó la revancha. Manipuló en forma bastante burda el sentido religioso de amplias capas de la población y empezó a adquirir cada vez más audiencia.
Ese fenómeno se agudizó en los 20 últimos años, con la irrupción brutal del neoliberalismo, que acabó con todos los beneficios que las capas inferiores de la burguesía mediana habían podido sacar del nacional populismo. Ésas son las razones 'internas' del surgimiento del islamismo político en los países árabes y musulmanes. Pero no hay que subestimar el papel que jugó la intervención externa.
La influencia estadunidense
- ¿Es decir?
Desde su nacimiento, el islamismo político se enmarcó perfectamente bien en el plan del hegemonismo estadunidense. No cuestionaba el capitalismo, hoy no cuestiona el neoliberalismo. En su discurso no critica la globalización económica, sólo ataca la cultural. No analiza las contradicciones sociales ni pretende luchar contra ellas. Encierra a la gente en el comunitarismo, la sumisión y la pasividad.
- Usted quiere decir que Estados Unidos asistió complacido al surgimiento del islamismo político.
- No se limitó a eso. En cuanto percibió las primicias de ese islamismo, Estados Unidos entró en el juego y empezó a sacar provecho del asunto. Una vez más hay que volver a la historia. En 1955 se celebró la Conferencia de Bandung, un acontecimiento importantísimo que afirmaba la solidaridad antiimperialista de los pueblos de Asia y África. Eso provocó pánico en Washington. Tres años después se creó el Congreso Islámico Mundial.
- ¿Quién lo creó?
Arabia Saudita y Paquistán financiaron todo. Pero detrás de ellos se encontraba Estados Unidos. Cuando se enteró de eso, Nasser se enfureció. Todavía lo recuerdo gritando: ¿Qué es ese Congreso Islámico Mundial? ¿Quién lo necesita si ya tenemos la Conferencia de Bandung? ¡Es un golpe de los norteamericanos! Nasser no dijo es un golpe de los paquistaníes o de los sauditas. Dijo de los norteamericanos. Entendió de inmediato que Washington buscaba romper la unidad y la solidaridad asiático-africana...
- Por eso, al principio usted hablaba de la instrumentalización del islamismo por Estados Unidos 
- Por supuesto. Lleva 40 años en eso. Lo sé de sobra. Lo experimenté. Cada vez que nosotros, los adversarios del islamismo político, nos hemos lanzado en su contra, nos topamos con los occidentales, sobre todo con los estadunidenses. A lo largo de las últimas décadas, Occidente en general, y esencialmente Estados Unidos, han estado apoyando ese islamismo. Movilizaron millones de dólares para hacerlo. Gracias a la ayuda de Estados Unidos, de sus aliados de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes, el islamismo político pudo dotarse de escuelas y centros médicos y de ayuda a los más desfavorecidos, lo que le permiten contar ahora con una importante base social. ¿Quiere un ejemplo entre miles? ¿A su juicio quién recibe 90% de la ayuda que Washington otorga a Egipto? Pues las organizaciones islamitas de ese país...
- ¿Aun ahora?
Aun ahora.
Pero no pasa un día sin que las autoridades norteamericanas denuncien a esas organizaciones caritativas islámicas como peligrosos caldos de cultivo del terrorismo...
- Todo eso es mentira, hipocresía pura. En las últimas décadas Estados Unidos apoyó financieramente, ya sea directamente, ya sea mediante Arabia Saudita y los Emiratos, a miles de islamitas. Los protegió diplomática y políticamente. Los entrenó. Los organizó. Los formó para ser terroristas. Por supuesto, no para ser terroristas contra Estados Unidos, sino contra la izquierda de los países árabes y contra los regímenes moderados de estos países.
¿Cuál es el objetivo del terrorismo en Egipto? Debilitar al gobierno de Mubarak, del que disto de ser partidario, y obligarlo a arrodillarse más ante Estados Unidos e Israel. ¿Cuál es el objetivo del terrorismo en Argelia? Impedir la cristalización de una fuerza democrática que podría ser una auténtica alternativa a la dictadura corrompida de los generales del exFLN (Frente de Liberación Nacional). El principal apoyo que reciben los grupos islamitas armados argelinos viene de Estados Unidos.
¿Usted recuerda el primer atentado contra el World Trade Center en 1993? Entre los acusados se encontraban egipcios que habían logrado obtener su residencia en 48 horas ¡Un récord! Lograron escapar de los servicios de inteligencia estadunidenses y regresaron a Egipto. La policía los detuvo en el aeropuerto y los devolvió a Estados Unidos. Un poco más tarde, la prensa egipcia publicó la carta que había enviado el jefe de la policía a las autoridades estadunidenses. En sustancia, esa carta decía: 'Les devolvemos a sus agentes, que habíamos identificado como terroristas desde hace tiempo. Les pertenecen. A ustedes les toca juzgarlos'. ¡Más claro no canta un gallo!
Repito: desde la creación del Congreso Islámico Mundial, Estados Unidos no ha dejado de apoyar al islamismo político, ya sea abiertamente, ya sea a través de la CIA. Es un hecho comprobado. Allí está la historia de Osama Bin Laden. Es arquetípica. Washington no actuó de esa forma solamente en el marco de la Guerra Fría, como lo afirman quienes buscan minimizar la responsabilidad norteamericana en ese asunto.
- No se puede negar que hasta el derrumbe de la Unión Soviética esa dimensión de la Guerra Fría tuvo su importancia en la estrategia estadunidense.
- No lo niego, pero fue sólo una dimensión del problema. Al instrumentalizar el islamismo, Estados Unidos buscó contrarrestar cualquier movimiento de liberación nacional, pero también cualquier gobierno burgués liberal y, por supuesto, nacional populista. Hay que recalcar esa complicidad que existe desde hace décadas entre el imperialismo estadunidense y el islamismo político ultrarreaccionario.
Fines ocultos
- ¿Cómo explica entonces los atentados del 11 de septiembre?
Mientras no tengamos los documentos desclasificados de la CIA —¿los tendremos algún día?— es imposible explicarlos. Sólo podemos hacer hipótesis. Fíjese, en numerosos países árabes y de África se maneja, tanto en la clase política e intelectual como en la prensa seria, no la amarillista, una tesis que es absolutamente tabú en Occidente: la de un posible papel de la CIA o del Mossad (servicios de inteligencia israelí) en ese asunto ¡Cuidado! No se sugiere que uno de esos servicios secretos organizó los atentados, pero que quizá, de una forma u otra, estaba al tanto de que algo se preparaba, sin medir la naturaleza, la amplitud y las terribles consecuencias de ese algo, y que decidió no intervenir... Hay otra tesis, tabú también en Occidente, que alude a una posible complicidad estadunidense, ya sea en los servicios de inteligencia, ya sea en el aparato militar de Estados Unidos...
- Si menciona esas tesis es que no las descarta del todo, que no le parecen tan descabelladas...
- Me dejan pensativo. Estados Unidos tiene una estrategia hegemónica sistemática. Primero define metas geoestratégicas y después se las arregla para encontrar una situación que le permita echar a andar su proyecto. Recuerde lo que pasó justo antes de la Guerra del Golfo. Sadam Hussein habló con la embajadora de Estados Unidos y le dijo que ya no podía más con Kuwait, que le robaba su petróleo. Le anunció que se aprestaba a invadir militarmente a ese país. La embajadora le pidió 48 horas. Dos días después volvieron a hablar. La embajadora explicó a Hussein que ningún tratado de ayuda mutua ligaba a Estados Unidos y Kuwait. Hussein supuso que la embajadora había consultado con Washington e invadió Kuwait. Cayó en la trampa.
- Entonces usted no descarta alguna maquinación...
- Finalmente, ¿qué importancia tiene que descarte o no una u otra hipótesis? ¿Quién sabe quién está detrás de los atentados del 11 de septiembre? El hecho es que Estados Unidos tomó de inmediato esa oportunidad para lanzarse a la guerra de Asia Central.
- ¿Quiere decir de Afganistán?
- No. No me equivoqué. Es adrede que digo guerra de Asia Central. En los últimos 10 años, destacados expertos estadunidenses han publicado un sinnúmero de libros e informes para explicar que Estados Unidos debe tomar el control de la Asia Central exsoviética y del Cáucaso. Según algunos, resulta imperativo hacerlo para apoderarse del petróleo y del gas del Mar Caspio. Para otros, entre ellos muchos militares, implantarse en forma duradera en el corazón de Eurasia es clave porque permitirá a Estados Unidos atenazar a tres países importantes: Rusia, China e India. Los dos últimos, y quizá mañana Rusia, si logra salir del caos en el que se encuentra, tienen la capacidad de resistirse a la globalización transnacional que Washington pretende imponer en el planeta. Eso obstaculiza los planes estadunidenses.
Controlar el petróleo y el gas de Asia Central no es sólo rentable económicamente, puede resultar un arma de presión poderosa. China e India necesitan esos energéticos, dependen cada vez más de ellos. Si se muestran demasiado recalcitrantes o independientes, Washington cerrará las llaves del gas y del petróleo...
Al consolidar su implantación en la región, Estados Unidos podrá, además, sembrar cizaña entre China y Rusia o India y China, para evitar un eventual acercamiento estratégico entre esos países.
- Esa presencia estadunidense en Eurasia parece inquietar mucho a Irán...
Le sobran razones a Irán para angustiarse, porque se siente cercado. Una vez instalado en Asia Central, Estados Unidos podrá también acorralar aún más a Irak y presionar más a Siria y Egipto. Esa perspectiva llena de satisfacción a Israel.
El imperialismo colectivo
En su libro El hegemonismo de Estados Unidos y el desvanecimiento del proyecto europeo, publicado hace dos años en Francia y el año pasado en España, usted explica que, con la Guerra del Golfo, Estados Unidos inauguró una tercera fase de conquista imperialista del planeta...
La primera se dio en los siglos 17 y 18, con la conquista de América y la trata de negros. La segunda se desarrolló en el siglo 19, con la conquista de África y Asia. Después hubo una contraofensiva de los pueblos: independencia americana, revolución de los esclavos haitianos, grandes movimientos de liberación nacional en Asia y África... Ahora estamos entrando en la tercera fase, a la que defino como el imperialismo colectivo de la triada.
- ¿Estados Unidos, Europa y Japón?
Exactamente. Hoy va imponiendo su ley el capital transnacional y multinacional estadunidense, europeo y japonés, que a veces puede tener divergencias mercantiles, pero que comparte intereses comunes frente al Sur. Ese imperialismo de la triada necesita una punta de lanza para seguir imponiéndose: es el papel que asume el hegemonismo estadunidense. Sin la fuerza militar de Estados Unidos, el imperialismo de la triada no puede avanzar. Traté brevemente el asunto en el libro que usted menciona y es el tema central del que acabo de terminar.
- ¿Podría sintetizar su tesis?
El periodo que siguió a la Segunda Guerra Mundial (1945-1980) se caracterizó por la hegemonía de la izquierda. Eso se debió tanto a la doble derrota del fascismo y del viejo colonialismo como a la victoria de la Unión Soviética. Se crearon sistemas de regulación social: el welfare state en el mundo occidental, el sistema soviético y las distintas variantes nacional-populistas en el Sur. Ese capítulo de la historia ya se acabó. Las fuerzas que animaron esa etapa se erosionaron. Su ocaso creó las condiciones para una ofensiva de la derecha. El momento histórico que vivimos hoy es el del hegemonismo de la derecha, una derecha brutal que moviliza todos los medios políticos y militares a su alcance para imponer un nuevo orden económico y social.
Samir Amin reflexiona unos segundos.
Ciertamente, eso no es nuevo. Ya se dieron casos similares en la historia. Los últimos en intentar imponer con la fuerza sus proyectos de 'nuevo orden' fueron la Alemania de Hitler y el Japón imperial. Se toparon con la resistencia de los pueblos y con otros imperialismos que aspiraban a la hegemonía. Después de la Segunda Guerra Mundial, la existencia misma de la URSS obligó a Estados Unidos a limitar sus ambiciones. Lo que resulta nuevo y sumamente peligroso hoy es que Estados Unidos, que domina la triada, considera que ya no debe rendir cuentas a nadie.
De una pila de libros saca "El choque de las civilizaciones", de Samuel Huntington. Es un libro muy revelador, dice mientras lo hojea.
La tesis de este hombre, que no es un universitario independiente, sino un funcionario al servicio del stablishment estadunidense, me recuerda "Mi lucha", de Hitler...
- ¿Lo oí bien?
Sí. Me oyó bien. Recurrir al racismo es ahora el medio que el bloque de la triada imperialista decidió usar para consolidarse: los civilizados están amenazados por los bárbaros (todos los pueblos de Asia y África, y quizá potencialmente los rusos). En ese sentido, la temática de El choque de las civilizaciones me hace pensar en Mi lucha. En ambos casos se acude a la misma lógica trivial: los pueblos superiores (ayer los nazis, hoy los estadunidenses y los europeos) tienen el derecho de someter a los pueblos salvajes a su dictadura. Los pueblos superiores sólo pueden seguir gozando sus modos de vida privando a los demás de cualquier esperanza de compartir sus ventajas. Es la lógica simple de un racismo fundamental que se expresa con toda la vulgaridad de la que son capaces Bush o Silvio Berlusconi. Mi lucha también fue un libro trivial y vulgar. De allí sacó gran parte de su fuerza.
- Es una comparación violenta.
No es mi comparación la que es violenta, sino el contenido de ese libro y la ideología republicana estadunidense, compartida o tolerada por los europeos, que son violentos. Para lograr su cometido, los dirigentes del bloque occidental piensan que no basta ese llamado descarado al racismo. Consideran, además, que es urgente amordazar los movimientos sociales y políticos de resistencia que se van consolidando en el seno mismo del Occidente civilizado. La lucha contra el terrorismo les dio un pretexto de oro para hacerlo. Ya se asiste al renacimiento del macartismo en Estados Unidos. Y en Europa las medidas muy antidemocráticas tomadas contra el terrorismo pronto van a revertirse contra la oposición al modelo neoliberal. Se empieza a satanizar a la corriente antiglobalización. Se hacen amalgamas perversas entre la violencia de los enfrentamientos entre manifestantes antiglobalización y policías y los operativos terroristas... Berlusconi es un experto en ese campo. Pero no es el único.
Me imagino que el tema será ampliamente debatido en el Segundo Foro Social Mundial, que empezará a finales de enero en Porto Alegre.
Por supuesto. La estrategia de construcción de un frente internacional de los pueblos contra el proyecto de la triada y el hegemonismo norteamericano exige que el combate sea sistemático, a la vez contra el liberalismo económico y contra la guerra. Para nosotros resulta evidente que la globalización neoliberal y la militarización de esa forma de globalización se han vuelto inseparables.
No se puede luchar solamente contra una u otra dimensión del liberalismo económico en los centros del sistema (Estados Unidos o Europa) y pasar por alto las intervenciones militares en las periferias. Esas intervenciones no responden a una lógica independiente; por el contrario, son parte integrante del despliegue de la economía liberal.

CHISPA –R

Che, el amigo de Mao



[La fuente principal de este post es el libro Che Chevara. Una vida revolucionara, de Jon Lee Anderson].
Hoy se cumple un aniversario mas del nacimiento de Ernesto Che Guevara y en España se pudo ver la última versión cinematográfica de su vida (Che, el Argentino, película dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por Benicio del Toro), así que he estado investigando un poco sobre la vida y el pensamiento de Che Guevara.
Como toca barrer para casa, voy a centrarme en la relación que el Che tuvo con China y con Mao. Aunque les pueda sorprender a muchos, El Che Guevara consideraba a China un ejemplo a seguir y admiraba a Mao Zedong, con el que se reunió en varias ocasiones. Es curioso también como Mao y el Che han seguido caminos similares en la mercadoctenia: por unas razones o por otras, sus caras se han convertido en una moda (incluso en arte en algunos casos) y pueblan millones de camisetas, relojes y banderas a lo largo y ancho del planeta.

El Che y Mao, en Pekín, en 1960. Foto
La fascinación de El Che por el Maoísmo comenzó antes de que Guevara se convirtiera en un personaje público. Leyó sus escritos años antes de embarcarse en la aventura cubana y le fascinaban las noticias que llegaban del triunfo comunista chino. El gigante asiático formó parte de su lista prioritaria de países que quería visitar e incluso llamaba con frecuencia a su primera hija “mi pequeña Mao”. Esto es lo que escribía a los pocos meses de su nacimiento:
Mi alma comunista se expande pletóricamente: ha salido igualita a Mao Zedong. Aun ahora ya se nota la incipiente pelada del medio de la boca, los ojos bondadosos del jefe y su protuberante papada; por ahora pesa menos que el líder, pues apenas pasa los cinco kilos, pero con el tiempo lo igualará.
A parte de esta fascinación casi irracional, al Che y a Mao les unió su interpretación del marxismo. En esta ideología compartida había tres puntos fundamentales que les separaban del resto de tendencias comunistas:
1 – La revolución debe empezar en el campo. El marxismo tradicional había pronosticado que la revolución comenzaría gracias al proletariado urbano, especialmente en las fábricas, y que ellos serían el soporte del movimiento marxista. Sin embargo, Mao Zedong se dio cuenta de que esa fórmula no podía funcionar en China, donde el proletariado urbano era muy reducido y donde las ciudades escapaban a la influencia comunista. Mao basó su victoria en los campesinos y el Che estaba de acuerdo con esta visión, que creía se adaptaba mejor a las circunstancias de América Latina.
2 – Trabajo voluntario y esfuerzo. Mao confiaba ciegamente en el esfuerzo colectivo por encima de otras consideraciones racionales (en fin, ahí está el Gran Salto Adelante) y pensaba que a través del esfuerzo colectivo se podía llegar al desarrollo del país. El Che admiraba esta faceta de los chinos e incorporó en Cuba el trabajo voluntario que había instaurado Mao.
Dentro de este punto, se podría incluso establecer un paralelismo entre el fallido Gran Salto Adelante de Mao y los primeros años del Che al frente del Ministerio de Industrias y del Banco Nacional. Los dos antepusieron la irracionalidad política a los resultados económicos, situaron en los puestos importantes a “rojos seguros” en lugar de a tecnócratas capaces y los dos aspiraban a una industrialización rápida (pero imposible) que estaría basada en el esfuerzo de las masas. Los resultados, por suerte para Cuba, no fueron tan catastróficos (sobre todo porque al Ché no le dejaron llevar a cabo sus planes y los países son completamente diferentes) pero el trasfondo ideológico es el mismo.
3 – Violencia. Cada uno a su manera, los dos fueron extremistas en este sentido. Mao Zedong convirtió la lucha de clases (muchas veces despiadada) en uno de sus pilares ideológicos. El dirigente chino pensaba que no se podía renunciar nunca a la lucha de clases, ya que ésta garantizaba la pureza del comunismo. Para el Ché Guevara, la violencia era la única forma en la que los comunistas podían (y debían) alcanzar el poder. El Ché estuvo en contra de la participación en elecciones democráticas y apoyó económicamente (e incluso en persona) movimientos guerrilleros en África y América Latina.
A parte de estos puntos ideológicos comunes, lo que acabó por convertir al Che en una figura pro-china fue el conflicto que durante los años 60 enfrentó a la U.R.S.S. y a China. Después de su luna de miel durante principios de los 50, las dos grandes potencias se enfrentaron por el liderazgo del mundo socialista. A pesar de que la línea oficial cubana se decantó por Moscú, en numerosas ocasiones el Che criticó a los soviéticos y elogió las políticas maoístas.
En esos tiempos de enfrentamiento ruso-chino, el Che elogiaba las políticas llevadas a cabo por Mao Zedong, criticaba a la URSS por su política de convivencia pacífica (que intentaba evitar una guerra nuclear) y defendía y subvencionaba guerrillas en América Latina y África (en contra de las intenciones rusas). En 1961 (justo al final del dramático Gran Salto Adelante), después de verse con Mao y de cenar con Zhou Enlai, afirmó que “en general no tenía una sola discrepancia” con Pekín. Además, los únicos técnicos chinos que trabajaban en Cuba lo hacían en el ministerio del Ché; durante su discurso ante las Naciones Unidas (parte fundamental en la primera parte de la película protagonizada por Benicio del Toro) Guevara defendió el reconocimiento en la ONU de la China comunista en lugar de la República China de Chiang Kai-shek.
Todas estas acciones le enemistaron con los dirigentes soviéticos (con los cuales se había llevado tan bien algunos años antes) y fue en estos momentos en los que se le empezó a conocer como el espía chino en La Habana. Este es el otro Che, relacionado con China, el amigo de Mao.
Notas:
1- Como curiosidad graciosa, China llego hasta el Che incluso en el nombre de su primer amor verdadero, que se llamaba María del Carmén “Chichina” Ferreira. Intentó casarse con ella, pero su gran viaje por América Latina (retratado en la película precipitó el final de la relación.
2 – Otra curiosidad es que, en su guerra de guerrillas en Cuba, Fidel y el Ché se encontraron con un bandido apodado Chino Chang. Este cubano de origen chino tenía su propia banda y se dedicaba a robar y extorsionar a los campesinos de la zona, por lo que fue condenado a muerte por la guerrilla.
3 – Mejor relación tuvo con un peruano de origen de chino, llamado Juan Pablo Chang (que dicen se parecía a Mao físicamente), que estaba al frente de una guerrilla en Perú. Cuando el Che estaba combatiendo en Bolivia, éste se puso en contacto con él y pidió ayuda al Gobierno cubano para liderar su lucha en el país vecino (Fidel y el Che se la concedieron). Sin embargo, cuando estaba hablando con el Che en Bolivia, se vio acorralado por el ejército boliviano y se tuvo que quedar con la guerrilla de Guevara. Fue capturado al mismo tiempo que el Che y sentenciado a muerte un día antes.


Chispa - r


"LOS DIRIGENTES ISRAELÍES SON FASCISTAS"


CARTA DE EINSTEIN Y OTRAS PERSONALIDADES
JUDÍAS AL NEW YORK TIMES,
2 DE DICIEMBRE DE 1948

 

The New York Times

Traducido del francés para Rebelión por Caty R.

Entre los fenómenos políticos más inquietantes de nuestra época tenemos, en el Estado de nueva creación de Israel, la aparición del «Partido de la Libertad» (Tnuat Haheteur) (1), un partido político con un enorme parecido en cuanto a su organización, métodos, filosofía política y planteamientos sociales, a los partidos nazi y fascista.
Dicho partido ha sido formado por los miembros y partidarios del antiguo Irgun Zyai Leumi, una organización nacionalista de extrema derecha en Palestina.
La actual visita del jefe de esta agrupación, Menajem Begin (2), a Estados Unidos, obviamente se ha calculado para dar la impresión de un apoyo estadounidense a su partido para las próximas elecciones israelíes y para cimentar vínculos políticos con los elementos sionistas conservadores de Estados Unidos.
Muchos estadounidenses de reputación nacional han prestado sus nombres para acoger esta visita.
Es inconcebible que quienes se oponen al fascismo en el mundo entero, si están correctamente informados sobre el pasado y las perspectivas políticas de Begin, puedan añadir sus nombres y su apoyo al movimiento que representa.
Antes de que las contribuciones económicas y las manifestaciones públicas de apoyo a Begin causen daños irreparables y antes de dar en Palestina la impresión de que una gran parte de Estados Unidos apoya a los elementos fascistas de Israel, el público estadounidense tiene que estar informado del pasado y los objetivos de Begin y su movimiento.
Las declaraciones públicas del partido de Begin (3) no muestran su auténtico carácter. Actualmente hablan de libertad, democracia y antiimperialismo, mientras que hasta ayer predicaban abiertamente la doctrina del Estado fascista.
Pero sus actuaciones traicionan sus palabras y muestran el auténtico carácter de este partido terrorista. De sus acciones pasadas podemos deducir lo que puede hacer en el futuro.
El ataque a una aldea árabe
Un ejemplo escandaloso ha sido su actuación en la aldea árabe de Deir Yassin. Este pueblo, lejos de las carreteras principales y rodeado de tierras judías, no tomó parte en la guerra e incluso combatió a las bandas árabes que querían utilizar el pueblo como base.
El 9 de abril, según el New York Times, las bandas terroristas atacaron ese pueblo tranquilo, que no era un objetivo militar en la guerra, y mataron a la mayoría de sus habitantes, 240 hombres, mujeres y niños, y mantuvieron a algunos con vida para hacerlos desfilar como prisioneros por las calles de Jerusalén.
La mayoría de la comunidad judía se quedó horrorizada por este acto y la Agencia judía envió un telegrama de disculpa al rey Abdalá de Transjordania (4). Pero los terroristas, lejos de avergonzarse de sus actos, estaban orgullosos de esta masacre, la proclamaron ampliamente e invitaron a todos los corresponsales extranjeros presentes en el país para que fueran a ver los montones de cadáveres y los daños perpetrados en Deir Yassin.
El ataque a Deir Yassin ilustra el carácter y las acciones del Partido de la Libertad, que entre la comunidad judía predica una mezcla de ultra-nacionalismo, misticismo religioso y superioridad racial.
Lo mismo que otros partidos fascistas, ha colaborado para romper las huelgas y ellos mismos han alentado la destrucción de los sindicatos libres. En su congreso propusieron los sindicatos corporativos sobre el modelo fascista italiano.
Durante los últimos años de violencias antibritánicas esporádicas, el IZL y el grupo Stern han implantado el reino del terror entre la comunidad judía de Palestina.
Han apaleado a profesores que hablaban mal de ellos y han abatido a padres de alumnos para impedir que sus hijos se reunieran con los maestros.
Con métodos propios de los gángsters: palizas, ventanas rotas y robos generalizados, los terroristas intimidan a la población y exigen un alto precio.
Los hombres del Partido de la Libertad no participan en los trabajos constructivos en Palestina. No han tomado ninguna tierra, no construyeron colonias y sólo han disminuido la actividad de la defensa judía.
Sus esfuerzos en la inmigración, muy divulgados, son minuciosos y se dedican principalmente a reclutar compatriotas fascistas.
Contradicciones:
Las contradicciones entre las bonitas afirmaciones que ahora hacen Begin y su partido y los informes de sus pasadas actuaciones en Palestina dan la impresión de un partido político poco corriente.
Lleva la marca indudable de un partido fascista para el que el terrorismo (contra los judíos, los árabes y los británicos) y las falsas declaraciones son los movimientos, y cuyo objetivo es un «Estado líder».
A la vista de las observaciones precedentes, es imprescindible que en este país se conozca la verdad sobre Begin y su movimiento.
Todavía es más trágico que la alta dirección del sionismo estadounidense haya rechazado hacer una campaña contra las pretensiones de Begin e incluso se haya negado a explicar a sus propios elementos los peligros que conlleva para Israel el apoyo a Begin.
Por lo tanto, los firmantes utilizamos este medio para presentar públicamente algunos hechos sorprendentes con respecto a Begin y su partido y para recomendar a todos a quienes concierne que no apoyen esta última manifestación del fascismo.
Isidore Abramowitz, Hannah Arendt, Abraham Brick, Rabbi Jessurun Cardozo, Albert Einstein, Herman Eisen M.D, Hayim Fineman, M. Gallen M.D., H.H. Harris, Zelig S. Harris, Sidney Hook, Fred Karush, Bruria Kaufman, Irma L. Lindheim, Nachman Majsel, Seymour Merman, Myer D.Mendelson. M.D, Harry M. Orlinsky, Samuel Pitlick. Ffritz Rrohrlich, Louis P.Rocker, Ruth Sager, Itzhak Sankowsky, I.J. Shoenberg, Samuel Shuman, M. Znger, Irma Wolpe, Stefan Wolpe.

Notas:
(1) El Herut es el precursor del partido israelí Likud, conforme a la ideología de Vladimir Jabotinsky)
(2) Begin (un terrorista reciclado) después se convirtió en Primer Ministro de Israel (Likud) y bajo su gobierno decenas de miles de civiles libaneses y palestinos fueron asesinados en los años 80.
(3) Los sucesores de Menajem Begin en el Likud (como Primeros Ministros israelíes), como Netanyahu y Sharon son responsables de innumerables muertes de civiles.
(4) Aunque los autores mencionan las excusas de la Agencia Judía «enviadas al rey Abdalá», que no era ni siquiera de Palestina, las investigaciones posteriores demostraron la participación de la Haganna y la Agencia Judía en la masacre de Deir Yassin, así como la participación de la Agencia Judía y del Fondo Nacional Judío en la limpieza étnica.


Chispa - r

EL MÁS GRANDE ESTRATEGA MILITAR

A STALIN,

Discurso de Hysni Milloshi, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Albania 02-05-2003

1. El rol de José V. Stalin en el rescate de la madre patria soviética y del conjunto de la humanidad del fascismo no sólo fue colosal e irremplazable, sino que fue también decisivo. Cuando escribimos esta frase "victoria sobre el fascismo", pensamos a Stalin e igualmente cuando escribimos el nombre "Stalin", pensamos en la victoria sobre el fascismo.

Como albanés, estoy muy honrado de tomar la palabra en este encuentro internacional de Bruselas para rendir homenaje al gran Stalin que fue no sólo el más grande estratega político y militar de la Segunda Guerra mundial, sino también el más grande estratega militar de todas las épocas.

2. Concediendo al papel de Stalin la dimensión de factor decisivo en la victoria sobre el fascismo durante la Segunda Guerra mundial, no niego el papel del Ejército Rojo, ni el heroísmo legendario del pueblo soviético, ni la contribución de los órganos dirigentes de los Estados Mayores, etc.

El problema, es que el Ejército Rojo, el pueblo soviético, el Partido comunista bolchevique de Stalin deberían evaluarse como una entidad indisociable, del seno a la cual Stalin surge y brilla cual espíritu infalible, único timonel del cual dependen de la derrota o la victoria. No sólo el destino del pueblo soviético, sino también de los pueblos del mundo puesta en peligro por el fascismo estaba unido y dependía de la actitud y las capacidades de Stalin en tanto como factor de la victoria o la derrota contra el fascismo.

3. En esta gran guerra patriótica, la masa gigantesca del Ejército Rojo y de los pueblos soviéticos tenían la necesidad vital de un dirigente genial como Stalin, sin el cual habrían podido errar como el judío en el desierto y sufrir la derrota. El tiempo probó que con Stalin, la Unión Soviética iba a ser invencible y victoriosa en la más grande guerra de toda la historia de la humanidad. Más tarde, el tiempo iba aún probar que sin Stalin, el pueblo soviético y el socialismo habrían sufrido la tragedia. Es un hecho de que el Ejército Rojo existió en tanto una masa de soldados y generales en uniforme, incluso después de la muerte de Stalin, del mismo modo que el pueblo soviético sobrevivió a su desaparición, pero es un hecho también que hoy, ni la Unión Soviética, ni su Ejército Rojo existen aún. ¿Por qué esta destrucción y esta disolución se produjeron? Porque a la cabeza de la Unión Soviética, faltaba un Stalin. Porque se había traicionado el ideal de Stalin. Porque se había rechazado el estandarte que llevaba el nombre de Stalin.

4. Hoy, de la misma forma que los ejércitos de Mussolini e Hitler anteriormente, los ejércitos angloamericanos y sus aliados, contrariamente a los principios de derecho de las naciones, han atacado Irak de una manera fascista, según la estrategia de ocupación del mundo pedazo tras pedazo, cometiendo horribles crímenes a la vista de los pueblos del mundo, opuesto en todos los continentes a esta guerra injusta e ilegal. Pero la guerra se continuó de todas maneras, desde entonces, la humanidad vive en la ansiedad y el terror de cara a este peligro fundamental.
   
La Organización de las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, son un cuerpo muerto que no ofrece ninguna protección, ni ninguna seguridad a los pueblos. La guerra por el petróleo en Irak hoy, es la guerra también de mañana contra los otros pueblos e incluso la propia Rusia. Hoy el mundo no dispone de una Unión Soviética socialista, ni de un Stalin para oponerse a la máquina de la guerra fascista de nuestro tiempo. Las cosas siguieron otro cariz en la época de la Segunda Guerra Mundial. Lleno de esperanza, los pueblos antifascistas del mundo volvieron sus ojos hacia Stalin y a la Unión Soviética. Los revolucionarios tenían una confianza absoluta en Stalin. El 22 de junio de 1941, los nazis alemanes anunciaban a Ernst Thälmann, encarcelado: "Hitler atacó a la Unión Soviética y, ahora, es el final de su Stalin." El glorioso alemán Ersnt

Thälmann respondió con tanto orgullo que de firmeza: "Ahora, es el final de vuestro Hitler. Stalin ganará."

5. En la actualidad, cincuenta años después de la época de Stalin, hay 50 veces más partidos comunistas en el mundo, pero no tienen la fuerza, ni el nivel de la época de Stalin y esto es porque mucho de estos partidos no siguen la vía de Stalin y la burguesía les asusta hasta el punto de tener miedo de mencionar su nombre. Enver Hoxha, el más grande partidario de la figura y la personalidad de Stalin del siglo pasado, declaró clara y precipitadamente, en la reunión de los 81 partidos comunistas y obreros del mundo entero, en Moscú, en noviembre de 1960: "Todos nosotros debemos proteger el buen trabajo de Stalin, y el que no lo hace es un oportunista y un cobarde."

Los partidos comunistas y obreros no tomaron en cuenta de ninguna manera esta advertencia y progresivamente, se ahogaron en el pozo del temor: el oportunismo y el revisionismo. Enver Hoxha previno que el hecho de traicionar a Stalin significaría al mismo tiempo que se traicionaba a Lenin, lo que iba a causar la inevitable decadencia del campo socialista e incluso la disolución de la gran Unión Soviética. Esta advertencia ya no se tomó en serio y la tragedia termino por producirse. El campo socialista y la Unión Soviética se fundieron como sal en el mar. Un proverbio albanés dice "es mejor tarde que nunca". El que se considera como un comunista y un revolucionario debería reconsiderar la personalidad de Stalin en todos los ámbitos de su actividad y demostrando una objetividad marxista-leninista. Si los partidos comunistas del mundo entero no retoman la bandera de Stalin y no descienden en los campos batalla proletarios como verdaderos marxista- leninistas, no cabe duda que se extinguirán a uno a uno en sus clubes y sus reuniones.

6. Los méritos de Stalin durante la Segunda Guerra Mundial son numerosos. En esta breve declaración, sólo mencionaré algunos. El plan "Barbarroja" de Hitler, contra la Unión Soviética, el 22 de junio de 1941, estaba destinado al fracaso porque éste sólo se basaba en una ideología fascista de supremacía racial y en una industria de guerra, y no previó realmente la potencia que le iba oponer la Unión Soviética durante esta justa guerra de confrontación, tanto de parte del Ejército Rojo como de las guerrillas y la supremacía del sistema socialista y de Stalin mismo en su condición de dirigente popular y estrategia militar. José Stalin había trabajado de manera ejemplar para reforzar la defensa de su país, demostrando perspicacia y de vigilancia frente al peligro fascista que amenazaba al pueblo soviético y a la humanidad entera. Es un hecho histórico muy conocido que la Internacional comunista, quien Stalin dio una contribución de primer orden durante los años 30, había dado del mundo entero la alarma de la amenaza fascista. Stalin había analizado claramente esta amenaza durante el 18° Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, en 1938.

7. Contrariamente a estos hechos, los enemigos y los traidores acusaron a Stalin, bajo el pretexto que no había previsto la amenaza fascista, de no reforzar la frontera con Alemania, que se había hecho poco por modernización del Ejército Rojo, en cuanto a los tanques, la artillería y la aviación y además la agresión había tomado a la Unión Soviética por sorpresa el 22 de junio de 1941. ¿De qué sorpresa y de qué ausencia de perspicacia los enemigos, los traidores y los especuladores hablan? Este hecho histórico es conocido en todo el mundo: Stalin, previendo la guerra contra Alemania, había propuesto al bloque anglo-francés, desde 1939, crear un bloque antihitleriano pero el campo anglofrancés se negó, porque esperaba presionar a Hitler a hacer la guerra contra la Unión Soviética, a consecuencia de lo cual que Daladier y Chamberlain se frotaban las manos. No sólo Stalin había previsto la guerra, sino que además, no fue tomado por sorpresa. Negar los méritos de Stalin durante la Segunda Guerra Mundial es tan absurdo, como querer meter todos los ríos, mares y océanos del planeta en un tubo de penicilina. Las bajas acusaciones contra Stalin simplemente no tienen fundamento.

8. Ante los restos mortales de Lenin, el 26 de enero de 1924, Stalin hizo el juramento que iba a construir y a reforzar al Ejército Rojo. Stalin estaba convencido de que la situación de paz en el país era temporal y consideró esta situación como un respiro temporal de la guerra. Stalin cumplió su palabra: construyó y reforzó al Ejército Rojo. Pero había hecho otros juramentos, en este triste día, esencialmente se trataba de la construcción socialista de la Unión Soviética. En su condición de gran arquitecto y combatiente del socialismo, su misión histórica era mostrar al mundo la potencia y la vitalidad de este nuevo sistema de economía socialista y mostrar al socialismo como un sistema mundial independiente.

Stalin realizó efectivamente este objetivo de una importancia mundial. ¿Estos resultados espléndidos y de una rica inspiración, a la punta de la construcción del socialismo, no eran una fuerza en si mismo destinada a la defensa también?

9.
Es cierto que el nivel técnico del Ejército Rojo en el primer tiempo de la guerra no era comparable al del ejército alemán y esto, porque Hitler había puesto todo su potencial económico al servicio de guerra, utilizando los otros pueblos ocupados. Como Stalin no contemplaba la ocupación del mundo, no podía hacer la misma cosa que Hitler. Si se hubiese lanzado en una carrera de armamentos contra Alemania, este último habría saboteado la construcción del socialismo. Es bien cierto que la Unión Soviética necesitaba aún más tanques, artillería, de aviación, pero necesitaba también una industria automóvil, tractores, fábricas, centrales, estaciones hidroeléctricas con el fin de construir el socialismo. Durante todo este tiempo, Stalin había preparado el arma superior que iba a someter todas las otras armas, esta arma es superioridad del orden socialista, la cual iba a cavar la tumba de todo este orgullo desproporcionado de la Alemania nazi. A esta época, Stalin no podía actuar de la misma manera que los traidores que lo reemplazar lo hicieron, es decir, entrar en la carrera de armamentos con los norteamericanos y dejar pasar en plano segundo la potencia económica del país.

Esta potencia militar, que procedía de la carrera de armamentos, siguió siendo un fuego de paja ante el imperialismo gracias a la ayuda de los revisionistas del interior, destruyó a la gran Unión Soviética. Cuando la guerra estalló, el 22 de junio de 1941, el gran Stalin transformó inmediatamente su industria civil en industria militar con la cual iba a producir las armas adecuadas que le permitirían enfrentar con éxito a la pérfida agresión hitleriana y, más tarde, hacer pasar su glorioso Ejército Rojo de la defensa activa a un potente contraataque vital que iba barrer los agresores de la tierra soviética y a liberar a todos los pueblos de Europa.

10. Pienso que es inútil detenerse a otra acusación infantil lanzada contra el gran Stalin y que afirma que no habría reforzado sus fronteras con Alemania. Stalin no podía concentrar todas sus fuerzas en una única dirección, porque desde el otro lado de la frontera, Japón y su ejército amenazaban también, mientras una guerra no declarada se desarrollaba en el Hallhin-Goll donde Turquía podía constituir una amenaza.

No se podrá nunca acusar a Stalin de la entrada provisional de los ejércitos alemanes sobre el suelo soviético. Desde siempre, las guerras reservan sus propias sorpresas. Los alemanes atacaron el territorio soviético con casi 6 millones de hombres apoyados por una aviación colosal y de otros medios técnicos igualmente impresionantes. Para enfrentar esta ofensiva preparada de tal amplitud y que ponía en escena todas las fuerzas terrestres y aéreas del enemigo, era necesario operar una retirada activa provisional, sin permitir al enemigo, por ejemplo, de apoderarse de Leningrado, Moscú, Stalingrado o el Cáucaso. (Stalin tomó un cuidado particular que debe garantizarse la defensa de Leningrado, porque su pérdida en tanto por ser un importante centro industrial y naval, tendría por la consecuencia facilitado la progresión de los Alemanes hacia Moscú y aún habría complicado la situación. El legendario Leningrado, cercada durante 900 días, conoció 800.000 muertes, pero los alemanes no pudieron tomárselo.

Durante su epopeya, los heroicos combatientes y ciudadanos de Leningrado así como la flota del Báltico sostuvieron con firmeza la obra de Stalin como el comandante supremo. La importancia política y militar de la resistencia de Leningrado reside también en el hecho de que contribuyó extraordinariamente a garantizar la suerte de Moscú. Toda persona tanto o sea un poco a la corriente de las leyes del arte de la guerra no puede afirmar que una derrota alemana habría sido posible a proximidad de la frontera soviética. Era indispensable efectuar un repliegue. Importaba también que este repliegue temporal de los ejércitos rusos no se hiciera en el pánico. Fue en efecto organizado un repliegue táctico, con objetivos estratégicos claros, durante el cual se golpea en permanencia al adversario, tanto en la línea de frente como en su retaguardia, garantizando al mismo tiempo una defensa inexpugnable, esto es lo que constituía una cuestión de vida o muerte para las importantes zonas estratégicas del país.

11. José V. Stalin aportó esta contribución decisiva como dirigente supremo de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Se trata de una contribución, que no habría podido ser capaz ningún otro general soviético, ni incluso ningún otro general en el mundo. La prueba enfrentada por Stalin durante la Segunda Guerra Mundial no habría podido ser superada por ningún otro dirigente militar político del planeta.

Durante esta gran guerra patriótica, Stalin asumió gloriosamente las funciones importantes y vitales de Primer Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, de Presidente de los Comisarios del Pueblo, de Presidente del Comité de Estado de la Defensa, del Comandante supremo del Cuartel general y, sin ninguna duda también, de Presidente de las Relaciones internacionales. Estas altas funciones, ejercidas simultáneamente, no podían serlo sino por un hombre fuera del común, un fenómeno inigualado e incomparable, un hombre que no se lo podría comparar a ningún individuo de la historia de la humanidad, en resumen, un genio de múltiples dimensiones del temple de Stalin, es decir, un tipo de hombre del cual nació solamente un ejemplar en el mundo.

Stalin asumió estas funciones con capacidad, con una inteligencia y una voluntad asombrosa. Asumió estas funciones primordiales a la manera de un Prometeo indomable o de un Anteo que habría tomado su fuerza del suelo y su pueblo, de la causa que defendía, de Marx y Lenin. Asumiendo estas funciones de manera honorable y gloriosa, José V. Stalin ganó el respeto merecido de toda la humanidad, e incluso el de sus adversarios ideológicos y políticos. Desafió todos los grandes estrategas militares conocidos de la historia, desde las Guerras Mundiales hasta nuestro tiempo y, por su obra, él se ha convertido en el más grande estratega de todas las épocas de la historia de la humanidad.

12.
José V. Stalin tiene el mérito incuestionable de dirigir la guerra de su pueblo durante la defensa de la madre patria soviética. Fue una gran guerra patriótica, la continuación de las guerras anteriores, desde Alexandre Nevski hasta al Koutouzov y demás Souvorov. No es una casualidad si durante la gran guerra patriótica, guardaba en su despacho los retratos de Koutouzov y Souvorov en compañía de los Marx, Engels y Lenin. Él mismo reveló con especial brillantez el patriotismo en el espíritu del pueblo soviético. Su extensa inteligencia, como un océano dorado, conocía perfectamente el valor inestimable del arma del patriotismo para un pueblo que luchaba por su supervivencia contra el peor monstruo de todas las épocas, al animal hitleriano.

La unidad del conjunto del pueblo soviético, con sus distintas nacionalidades, lenguas y culturas, no fue ni espontánea ni un resultado del azar, sino que fue forjada con paciencia por el propio Stalin. Stalin había prometido a Lenin que iba a reforzar la unidad de trabajadores y campesinos de las distintas nacionalidades de la República del Soviético y lo cumplió. Rusos, Bielorrusos, Ucranianos, Uzbekos, Kirguizo, Armenios, Azevis, Tatars, Georgianos, etc. Todos tuvieron una patria, la Soviética. Todos tuvieron una bandera, la Soviética y como hermanos, se enfrentaron la muerte bajo la misma consigna: ¡"Por la Patria, por Stalin, adelante!." Si alguien, osa descaradamente hoy de poner en duda el mérito de Stalin de haber forjado esta unidad sólida entre las distintas nacionalidades, una cuestión se plantea:" ¿Por qué ellas se separan hoy y qué las ha separado?

13. José V. Stalin, que había tomado en mano, con una absoluta capacidad, la situación después de la agresión de la Alemania nazi, permaneció en Moscú y es también a partir de Moscú que dirigió su país a lo largo de toda la guerra. No fue a refugiarse en búnkeres alejados a fin de salvar su pellejo. Permaneció en Moscú porque no podía dejar solo Lenin. La presencia misma de Stalin en Moscú inspiró la movilización legendaria de los Moscovitas para defender la ciudad, allí donde Stalin había programado una gran resistencia para garantizar una primera victoria estratégica y esto, por todos los medios y a cualquier precio.

Como estratega militar inigualable, Stalin dirigió la batalla de Moscú, con la misma voluntad de hierro y el mismo espíritu brillante cuya prueba iba a hacer durante todas las demás batallas y proporciona al heroico Ejército Rojo la posibilidad de pasar batallas defensivas y repliegues tácticos a rápidos contraataques y contraofensivas, confiando finalmente, de este modo, la iniciativa estratégica al Ejército Rojo. En cada guerra, el vencedor es el que toma la iniciativa estratégica. Si se pierde, incluso el mejor general del mundo perderá la guerra. No muy lejos de Bruselas, hay un lugar llamado Waterloo.

Napoleón, el más grande general de su tiempo, fue vencido en Waterloo, únicamente porque había perdido la iniciativa en beneficio del general inglés Wellington. Moscú no se transformó en Waterloo. Moscú nunca fue Waterloo.

Queda muy claro que en Moscú, la suerte de Waterloo fue la de Hitler y no de Stalin. Poco importa que Alemania haya perdido a 500.000 soldados y oficiales y millares de tanques y piezas de artillería sobre el frente de Moscú la Roja, esto que importa, esto es que a las puertas de Moscú, se rompió el mito de la invencibilidad alemana, porque Stalin tomó en mano la iniciativa estratégica y arrancar la primera gran victoria estratégica, que la batalla de Moscú colocó las bases de un gran cambio de dirección y las de la destrucción del ejército alemán.
Las gloriosas llamas de Moscú ocuparon no sólo el cielo soviético sino también el cielo de todos los pueblos que combatían el fascismo. La batalla histórica de Moscú revistió pues una importancia internacional.

14. José V. Stalin no se cegó por sus victorias ni tampoco dejarse desalentar por sus pérdidas. La victoria de Moscú colocó las bases reales de un importante cambio de dirección estratégico, pero no constituyó el cambio de dirección en sí. Fue en Stalingrado, dónde tuvo lugar la mayor batalla de la historia de la humanidad, y es aquí que este cambio decisivo se produjo. Stalin ya había aprovechado esta nueva experiencia y, de conformidad con las nuevas circunstancias, adaptó de manera adecuada sus concepciones militares, había renovado como estratega y había efectuado los cálculos necesarios creando las reservas estratégicas necesarias y de otros medios técnicos necesarios para garantizar contraofensivas más amplias y más incisivas aún que el de Moscú.

En los archivos de las guerras que ha sufrido la humanidad y que representan ya una montaña, no podrán encontrar a ningún otro estratega tan capaz de conocer y evaluar todos los teatros de operaciones y situaciones estratégicas sobre un frente también ancho, discutir de tarjetas y esquemas de operaciones también importantes, seguir todas las tareas de las órdenes y del Cuartel General sobre el frente y decidir también rápidamente los cambios necesarios, guardando el contacto con el conjunto de los principales generales e incluso con los simples ingenieros y técnicos, transfiriendo cuadros importantes de un puesto al otro, según sus capacidades y no según las condecoraciones que han obtenido.

Talento como allí sólo tuvo un único ejemplar en el mundo, Stalin volvió posible lo que parecía imposible. Su gloria como comandante supremo no es de la de un mago de cuento, pero es la de una persona que soluciona los problemas en compañía de sus camaradas, de sus compañeros de armas, que asume sobre sus propios hombros las principales responsabilidades y pide a otros de desempeñar sus tareas correctamente, demostrando una disciplina de hierro, que escucha pacientemente y tiene en cuenta las observaciones válidas de los especialistas antes de tomar decisiones colectivas y prudentes. Es absolutamente falso decir que Stalin controlaba solo, con su "Yo" y que tomaba solo las decisiones estratégicas.

Stalin no tomo ninguna de las decisiones estratégicas solo. En una unidad de pensamiento y acción, por supuesto, el genio de Stalin no podía sino brillar. En el proceso de la guerra, se señaló un gran cambio de dirección en todos los ámbitos de la defensa estratégica, y más concretamente en la defensa aérea donde, desde el principio, los alemanes se habían mostrado superiores. Stalin en persona garantizó las medidas necesarias y procuró que en poco tiempo, la importante defensa aérea soviética pudiera paralizar los ataques alemanes. Stalin estaba a la cabeza de todos los principales organismos de guerra y tenía en mano el poder, pero se basó siempre en una potencia de pensamiento progresista que inspiró a otros, creando así la posibilidad de operar un cambio de dirección primordial sobre los ámbitos de batalla mismos.

15. José V. Stalin tiene el innegable mérito histórico del cambio de dirección que significó la batalla de Stalingrado. Trabajando sin descanso con las capacidades de un genio, laborando entre 16 y 18 horas al día con un estilo y un método del más brillante, con una perseverancia legendaria, confía la iniciativa estratégica al Ejército Rojo. Esto se concretó con la batalla de Stalingrado, a las proporciones gigantescas y de una importancia internacional. Sin por ello descuidar los otros frentes, Stalin siguió la guerra no a no, segundo después de segundo, a fin de estudiar, crear y poner en práctica los planes de la contraofensiva de Stalingrado y esto, en cooperación con sus generales, cuyo muy especialmente Vassilevski y Zhoukov.
La sorpresa estratégica de las operaciones que obtuvieron las tropas soviéticas a Stalingrado, de acuerdo con los planes de Stalin, así como el heroísmo legendario de la población de la ciudad hicieron posible la victoria de las tropas soviéticas y fue el principio del viraje esencial de la guerra en beneficio de la Unión Soviética. La batalla de Stalingrado, la mayor batalla de la historia de la humanidad, proyectada y dirigida por el gran Stalin, significó no solamente la producción del cambio de dirección esencial en favor de Unión Soviética, pero anunció también el final ineludible de la máquina fascista sobre todos los frentes antifascistas del planeta. Otras grandes batallas iban a seguir en las regiones de Koursk, Orilov, Bielgorod y cada una de entre ellas iba a ser coronada por una victoria.

La historia se escribió en la sangre y con los sacrificios del pueblo soviético: la suerte de la guerra se selló en Stalingrado y en Koursk y no en Normandía. Stalin pretendía obtener de sus "aliados" angloamericanos que abriesen un segundo frente, pero éste se abrió demasiado tarde en 1944. La publicidad hecha por la burguesía alrededor de la batalla de Normandía tiene por objeto falsificar la historia, hacer pasar al primer plano al ejército norteamericano y al segundo plan el Ejército Rojo soviético. Los americanos perdieron a aproximadamente 10.000 hombres en Normandía, esto no se puede comparar a los aproximadamente 500.000 soldados del Ejército Rojo de Stalin que perdieron la vida solamente en el avance hacia Berlín, y aún menos a los 22 millones de soldados y ciudadanos soviéticos que pagaron con su sangre durante los cinco años de guerra necesarios para superar el fascismo. No debe refutarse el papel de los dos grandes aliados angloamericanos, pero conviene también no sobrestimarlo. Roosevelt, como lo había prometido a Stalin, cumplió su palabra y abrió un segundo frente en Normandía pero, se puede decir, a manera de conclusión, que si la batalla de Normandía no hubiera tenido lugar, la Segunda Guerra mundial –que el pueblo soviético y el Ejército Rojo que llevaron las más dura carga- se habría ganado de todas maneras.

16. Estas ideas grandiosas, que iban a cambiar la campaña de 1944 en un frente colosal, Stalin los discutió con sus cercanos colaboradores en su despacho, donde se dieron por correctas, después de que se decidió pues adoptar las medidas en vista de preparar las operaciones. Es de esta manera que comenzó la secuencia famosa de los diez golpes de Stalin.

El primer golpe fue el de Leningrado y condujo a su liberación y a la liberación de una parte de Kalinin (auj. Tver). El segundo golpe tuvo lugar en Ucrania, permitió la liberación de Ucrania e hizo posible la ofensiva en Europa del Sureste, en la península de los Balcanes y en Rumania. El tercer golpe consigue la liberación de Crimea, Odessa y Sebastopol. El cuarto golpe se llevó en la región del lago Ladoga y causó la ruptura de la alianza entre Finlandia y Alemania. El quinto golpe garantizó la liberación de Bielorrusia, de una parte de Lituania y la Polonia oriental. Los sextos y séptimos golpes, llevados en las regiones de Kichinev e Iasi, garantizaron la liberación de Moldavia, el paso de las tropas en Rumania central, la proclamación de la guerra contra Alemania por esta misma Rumania y la liberación de Bulgaria. El octavo golpe, en la región báltica, permitió liberar Estonia y Letonia. El noveno golpe, en Hungría, retira este último país de la alianza con Alemania y garantizó la liberación de Belgrado y Yugoslavia. El décimo golpe, en el sector septentrional del frente germano-soviético, permitió la eliminación de los fascistas en el sector polar soviético y en el sector noreste de Alemania.

Estos golpes famosos, perfectamente planeados y dirigidos por Stalin, constituyen una página de oro en los anales históricos del arte militar mundial. Estos diez golpes de Stalin permitieron la liberación de la Unión Soviética y la casi totalidad de Europa, a excepción de Albania que, bajo la dirección del coronel Enver Hoxha, fue liberada enteramente por sus propias fuerzas y que, a continuación, con sus divisiones heroicas y legendarias, contribuyó también a la internacionalización de la guerra de liberación de Yugoslavia.

Estos "diez golpes de Stalin" abrieron completamente la vía que iba a permitir llevar a cabo la última operación, la Operación Berlín y que iba a ser dirigido por Stalin, etapa por etapa, hora por hora. En el curso de esta operación, centenares de millares de soldados y funcionarios soviéticos iban a perder la vida, pero la sangre que pagaron garantizó la victoria final y a los 21h50 del 30 de abril de 1945, el soldado soviético Jegorov desplegó la bandera con la hoz y el martillo en la cumbre del Reichstag. El gran general Vassili Ivanovitch Koutsouïetsov tuvo el honor de transmitir la gran noticia toda la humanidad. El mismo día, Hitler se suicidaba.

En mayo de 1945, la rendición incondicional de Alemania fascista ha sido proclamada. Así, en los decenios porvenir, los historiadores deben designar de hecho al comandante supremo de la Segunda Guerra Mundial, en base a sus méritos y su valor, ellos no pueden designar a otro que no sea el generalísimo Joseph V. Stalin.

En el mes de mayo de 1945, la Alemania fascista se rinde incondicionalmente. Si en las próximas décadas, los historiadores debieran designar al comandante supremo de la Segunda Guerra mundial, al basarse en sus méritos y su valor, no podrían designar a otro que al generalísimo José V. Stalin.

17. José V. Stalin desempeñó también un papel decisivo en las relaciones internacionales, durante esta misma Segunda Guerra Mundial. Era un político y un diplomático muy eminente en este ámbito. La coalición con los Angloamericanos tuvo una gran importancia. Fue una coalición entre los ejércitos de sistemas antagónicos, entra gente que era a la vez amigos y enemigos y requirió desde luego una gran inteligencia y la mayor prudencia. Stalin estaba a la cabeza de los soviéticos durante las reuniones de la mayor importancia con Roosevelt y Churchill. Un diplomático y describió sus capacidades absolutas durante estas reuniones con simpatía y realismo como testigo ocular, Andrei Gromyko, pero más tarde, otros analistas y diplomáticos del campo adversario, como Henry Kissinger, dio prueba de mucha admiración por las capacidades de Stalin en cuanto a las relaciones internacionales.

Una valoración muy elevada, muy realista nos fue transmitida por uno de los opositores más encarnizados de Stalin, el inglés Churchill que entre otras cosas, iba a decir él:

"La gran suerte de Rusia fue que durante los años de las grandes pruebas, fue dirigida por este estratega inflexible que fue José V. Stalin. Fue una personalidad importante, notable e innegable. Stalin estaba impregnado de una energía extraordinaria, era un erudito, con una fuerte voluntad, inflexible, despiadado en el trabajo así como en los debates y que, yo mismo, a pesar de toda mi ciencia del Parlamento inglés, no habría podido contradecirlo en nada. La fuerza activa de su trabajo era tan grande, en él, que constituye un único caso, entre todos los Jefes de Estado en todas las épocas y de todos los pueblos. Stalin produjo fuertes impresiones muy sobre cada uno nosotros."
Su influencia sobre el pueblo era innegable. Cuando entraba en el vestíbulo de la conferencia de Yalta, cada uno nosotros, como si se estuviéramos dirigidos, nos levantábamos y de manera sorprendente, guardábamos las manos sobre las costuras de los pantalones e inmoviles. El poseía una inteligencia profunda. Era un maestro único para descubrir soluciones a los problemas más difíciles e incluso en casos perdidos. Había creado y dirigía un país colosal. Era una persona que podía eliminar sus enemigos usando las manos de sus propios enemigos y él consiguió al hacernos combatir contra los imperialistas, a nosotros que él consideraba abiertamente también como tales. Stalin era tan grande que era incomparable en el mundo. Partió de nada y deja detrás si a una Rusia equipada de armas nucleares”

. Y al final, Churchill añade:

"Independiente de lo que se diga de él, ni la historia ni los pueblos no se lo olvidará."
18. Igualmente, José V. Stalin tiene el gran merito también haber conferido al Partido comunista bolchevique un papel histórico durante la Segunda Guerra mundial. Stalin había prometido, delante de Lenin, que los comunistas soviéticos iban esgrimir bien alto y guardar limpio de toda mancha el título importante de miembro del Partido. Stalin cumplió su palabra. Bajo su dirección, el Partido comunista de la Unión Soviética se sacó de encima la persona mezquina de Trotski y se empapó como un acero de temple especial.

En el curso de la gran guerra patriótica, millones de comunistas, estudiantes y soldados soviéticos de Stalin estuvieron en la vanguardia de los violentos combates y constituyeron una fuente viva de inspiración para decenas y centenares de millones de soldados y ciudadanos soviéticos. Cuando examinamos los nombres de grandes generales como Shapochnikov, Vassilevski, Rokossovski, Govorov, Koniev, Sokolovsky, Goliovanov, Voronov, Isakov, Ribalko, Zhoukov, Antonov, Vorochilov, Lelouchenko, Boudion, Valutine, Kouznitskov, Efremov y bien de otros, debemos saber que eran miembros sobre todo del Partido comunista bolchevique y no solamente altos funcionarios militares. El Partido comunista estuvo por todas partes donde la fuerza de organización y el heroísmo estuvieron presentes y participó en masa en la guerra.
Los comunistas tienen méritos particulares sobre dos frentes. Primero, sobre el frente del Ejército Rojo y segundo, sobre el frente de las fuerzas guerrilleras organizadas que iba a convertirse en la pesadilla de la Alemania nazi. Estas importantes fuerzas clandestinas, cubriendo más de 600 distritos, con sus Comités urbanos y regionales, iban a infligir pérdidas colosales al enemigo y eran dirigidas directamente por el Comité Central del Partido y por las Organizaciones básicas del Partido. Oleg Kochevoï, en la retarguardia, combatió de manera tan valientemente como Alexandre Matrazov en el frente.

El Partido y Stalin estaban por todas partes, como el aire que los soldados y el pueblo soviético merecían respirar. Fue un Partido titánico, cuya historia querida fue mantenida como una santa reliquia por los partidarios y comunistas albaneses. La menor bala nazi que rozaba este libro sagrado nos afectaba automáticamente en nuestro propio corazón. Antes, durante y después de la guerra, mientras Stalin estuvo en vida, el Partido comunista de la Unión Soviética siguió siendo el emblema del pueblo soviético y la bandera de todo verdadero Partido comunista en el mundo.

Camaradas:

Molotov, uno de los más cercano colaboradores de Stalin, declaró:

"Fue una alegría para nosotros que durante los dolorosos años de guerra, el Ejército Rojo y el pueblo soviético fueron llevados adelante por un dirigente de la Unión Soviética con un espíritu tan amplio, si confirmado, como lo fue el gran Stalin. Con el nombre del general Stalin, las victorias gloriosas de nuestro ejército se grabarán para siempre en la historia de nuestro país y en la historia del mundo."

Las palabras de Molotov no pueden ser más justas. Pero, después de la Segunda Guerra mundial, y especialmente después de la desaparición de Stalin, una "Tercera Guerra Mundial" comenzó, esta vez contra Stalin, pero, en realidad, esta guerra fue la del anti-stalinismo, del anti-socialismo, el anti-leninismo, del anti-comunismo. Los comunistas albaneses y Enver Hoxha fueron los primeros en denunciar esta guerra especialmente despreciable.

La pequeña Albania defendió a Stalin en una época en la que las grandes potencias rechazaron su obra y condenaron la pequeña Albania a sufrir un bloqueo económico y militar, llegando incluso hasta amenazarlo de la "bomba atómica" y de la hambruna.

El peor traidor del campo socialista, el peor enemigo del pueblo soviético y de los que lucharon por el socialismo, la libertad y la independencia, Nikita Sergueïevitch Kruschov, calificaron hipócritamente a Stalin "de mayor genio y dirigente de la humanidad" en los años 30, añadiendo: "Barreremos a todos los enemigos y dispersaremos sus cenizas en el aire." Pero fue el cuerpo de Stalin que quemaron y fueron sus cenizas que dispersaron en el aire, después de que dispersaron en el aire la sangre del Matrazov y el Kosmo Demianskaïev, el sudor de los stakhanovistes, la gloria del trueno de la Aurora y las victorias de la Revolución de Octubre.
Kruschov, el renegado, había dicho: "El que levanta la mano contra Stalin, la levanta contra cada uno de entre nosotros, contra la clase obrera, contra los trabajadores. El que levanta contra Stalin, la levanta contra la doctrina de Marx y Lenin."

Este judas de Kruschov, tal como ocurre con el judas Trotski, él mismo levantó la mano contra Stalin y empujó a la gran Unión Soviética hacia la amistad con el imperialismo, por el paso al capitalismo, hacia su destrucción y hacia su desintegración trágica, que se logró bajo la dirección de Mikhaïl Gorbachov. De la misma manera, el fascismo que causó la Segunda Guerra mundial, llegó el tiempo para que condenaramos el fascismo antistalinista o, como lo bauticé, la "Tercera Guerra Mundial contra Stalin". No se pueden combatir el imperialismo sin combatir el que desencadenó la guerra contra Stalin, a este gran antiimperialista.

Ustedes no pueden defender la revolución sin defender Stalin, a este gran revolucionario. No pueden defender el marxismo-leninismo sin defender a Stalin, a este gran marxista- leninista. No pueden defender el internacionalismo proletario sin defender Stalin, a este gran internacionalista. No pueden defender al pueblo sin defender a Stalin, que fue su más grande amigo.

Mayo de 2003.

Comentario:

¡¡¡Viva Stalin!!!, el más grande de la historia y seguiremos luchando por seguir sus pasos y que Stalin recobre su verdadero lugar en la historia


Chispa - r