Khalid Amayreh
Escribí
este artículo hace casi cinco años, unas semanas después de los trágicos
ataques terroristas del 11/9 en Nueva York y Washington. Mucha gente pensó
entonces que el artículo era muy duro. Sin embargo, el comportamiento
estadounidense con el mundo musulmán desde entones, parece que ha reivindicado
cada una de las palabras y cada pizca de ira del artículo.
El
reciente apoyo y respaldo estadounidense a la campaña nazi israelí de asesinato
y terror en Líbano, así como al lento pero implacable genocidio perpetrado por
Israel en los territorios palestinos ocupados, especialmente en la Franja de
Gaza, son un claro testimonio del diabólico comportamiento estadounidense.
En
2001, advertí acerca de las políticas y comportamientos de Estados Unidos hacia
el mundo musulmán, particularmente sobre la difícil situación en Palestina, que
generan violencia, frustración e indignación en todo el mundo.
Solicité
a Estados Unidos que detuviera el impulso, señalando que el escandaloso apoyo
al sio-nazismo y a su expansión territorial al estilo del Tercer Reich en
Cisjordania, los Altos del Golán y el Sur de Líbano, ejerce un gran atractivo
sobre jóvenes musulmanes para unirse a las filas de las milicias de Osama Bin
Laden.
La
administración estadounidense no escuchó y calificó a Ariel Sharon, el
indiscutible criminal de guerra israelí, como un "hombre de paz",
diciéndole que la construcción de asentamientos en el territorio árabe robado
en Cisjordania era legal.
Es
más, la administración de Bush, bajo la influencia de los grupos de presión
judíos en Washington, invadió, ocupó y destruyó Iraq, lo que dio como resultado
una gigantesca catástrofe nunca vista desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
En
2001 Estados Unidos estaba preocupado por un hombre, Osama Bin Laden. Ahora,
cinco años después, no sólo Bin Laden anda suelto, sino que han surgido cientos
de miles de Bin Laden y Zarqawis gracias a las políticas criminales
estadounidenses.
En
el artículo citado hice una seria llamada a Estados Unidos para detener el
apoyo a los regímenes árabes tiránicos y corruptos que oprimen y humillan a sus
masas. Sin embargo, en vez de apoyar sinceramente la democracia en el mundo
árabe, Estados Unidos siguió fortaleciendo a esos odiados regímenes.
En
los territorios palestinos ocupados Estados Unidos ha buscado, incluso,
estrangular y asesinar el resultado de las únicas elecciones democráticas en el
mundo árabe. De hecho, Estados Unidos no sólo impuso un bloqueo draconiano y
extremadamente duro sobre la población palestina, sino que también conspiró con
Israel para impedir que cuatro millones de hombres, mujeres y niños indefensos
tengan acceso a alimentos y trabajo con el propósito de castigarlos por haber
elegido un gobierno que no está dispuesto a vivir bajo la bota de Israel.
Espero
que disfrutes leyendo el artículo
¿Por
qué odio a Estados Unidos?
No
sería honesto si dijera que no odio al gobierno estadounidense. Lo odio. Sí, lo
odio verdadera, profunda y sinceramente.
Estados
Unidos es el verdugo de mi pueblo. Es para mí, como palestino, lo que la
Alemania nazi fue para los judíos. Estados Unidos es el poder diabólico que
propaga opresión y muerte en mi tierra. ¿Cómo podría dejar de odiar a este
"Gran Satán", el imperio diabólico? ¿Acaso alguien espera que el
pueblo ame a sus torturadores y asesinos de niños?
Estados
Unidos ha sido y sigue siendo quien patrocina, protege y justifica la miseria
de mi pueblo durante los últimos cincuenta años.
Estados
Unidos es el autor de 53 años de sufrimiento, muerte, dolor, ocupación,
opresión, abandono e injusticia.
Estados
Unidos es el usurpador del derecho a la democracia, los derechos humanos, las
libertades civiles, el desarrollo y a una vida digna.
Estados
Unidos es el cómplice y promotor de la ocupación, segregación, represión,
terror y robo de tierra por parte de Israel.
Estados
Unidos es el protector, mantenedor, sostenedor y garante del despotismo,
dictadura y brutales atrocidades, teocracia, oligarquía y monarquías en el
mundo musulmán.
Estados
Unidos es el poder diabólico que deniega a mi pueblo la libertad frente a la
ocupación extranjera nazi, que asesina niños y usurpa nuestra tierra.
Estados
Unidos es el tirano y dictador mundial que roba a cientos de millones de árabes
y musulmanes su derecho a elegir libremente a sus gobernantes y leyes, porque
le da pánico la llegada de la democracia al mundo musulmán.
Estados
Unidos nos trata a mí y a mi pueblo como "hijos de un Dios menor".
En
resumen, Estados Unidos me ofrece una de dos opciones: O acepto sumisamente una
esclavitud y opresión perpetuas, o me convierto en un Osama Bin Laden.
Honestamente, no existe una tercera opción, y si es que existe, permítanos
verla.
No
estoy exagerando en absoluto. Todo el mundo sabe que las políticas y
comportamientos estadounidenses en el mundo musulmán fomentan el extremismo e
impiden la moderación.
De
hecho, debo decir que lo primero conduce a lo segundo en una simple relación de
causa/efecto.
Así
que, Estados Unidos, por favor no me conviertas en un Osama Bin Laden.
No
quiero ser uno. Odio asesinar a personas inocentes, en nuestra religión,
asesinar a seres humanos inocentes equivale a asesinar a toda la raza humana.
Sé
que "odiar" está mal. De hecho, me esfuerzo por no permitir que mi
odio al gobierno estadounidense y sus políticas asesinas, pase de un estado
estático a otro dinámico.
Sin
embargo, otros, que odian a los Estados Unidos más que yo, no están en
condiciones de practicar tanto autocontrol, tanta represión a sus quejas y
tanta "sabiduría".
Pero
el odio estático es, en última instancia, una rabia contenida, que espera el
momento de la explosión.
Ya está explotando en el rostro de Estados Unidos.
Sé
que el odio puede ser ciego y mortal. Pero también sé que la opresión, como
claramente señala el Sagrado Corán, es peor que el asesinato.
Por
eso intento, incluso me esfuerzo, en convertir mi odio a los Estados Unidos en
lo más racional posible, lo más constructivo posible, e incluso lo más humano
posible. Pero no porque Estados Unidos merezca ser tratado de forma humana.
Los
exterminadores de cientos de miles de iraquíes, libaneses y palestinos no
merecen respeto.
Son
despreciables asesinos de masas al estilo de Hitler.
Mi
meta, como la de mi pueblo, es ser libre de la opresión y ocupación israelíes,
apoyadas y financiadas por Estados Unidos.
Quiero
ser libre de la ocupación judía, de la segregación judía y del racismo judío.
Quiero
ser libre de una vida de bloqueos viarios, puestos de control, campos de
detenciones, zonas militares cerradas, "blanco de asesinatos",
confiscaciones de tierra, demoliciones de casas, y sí, de masacres diarias.
También
quiero ser libre del odio, incluso del odio a Estados Unidos. Pero también sé
que no puedo librarme del efecto hasta verme libre de la causa, y la causa es
la avaricia, codicia y hegemonía de Estados Unidos.
Todo
lo que queremos es que nos dejen en paz y nos permitan vivir una vida normal y
practicar los derechos y libertades que Dios nos dio, como otros seres humanos.
¿Es pedir demasiado?
Por
favor, Estados Unidos, no me conviertas en un Osama Bin Laden.
Texto
original en inglés: http://www.sheffieldmayday.ukf.net/war/whyihate.htm
Nadia
Hasan y Caty R. son miembros de
Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la
diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a
condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la
fuente.
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