jueves, 30 de abril de 2015

“Problemas Económicos del Socialismo” de Stalin y el revisionismo

John B. Green

Los seudoizquierdistas sostienen, falsamente, que Stalin le dijo al proletariado mundial en 1952 (en “Problemas Económicos del Socialismo en laURSS”) que la Unión Soviética superaría al capitalismo debido a que el capitalismo era incapaz de una mayor expansión y que todo lo que se requería era que la clase obrera internacional viviera en coexistencia pacífica con el capitalismo para lograr la victoria. Este artículo aborda estos argumentos.

Expansión y contracción económicas

Stalin escribió sobre la cooperación entre los nuevos países socialistas y señaló:

“Puede afirmarse que, dado ese ritmo de desarrollo de la industria, esos países pronto se pondrán a tal altura, que no necesitarán importar mercancías de los países capitalistas, sino que ellos mismos sentirán la necesidad de exportar las mercancías excedentes por ellos producidas.
Pero de aquí se desprende que la esfera de explotación de los recursos mundiales por los principales países capitalistas (los Estados Unidos, Inglaterra y Francia) no va a ampliarse, sino reducirse...” (Stalin, “ProblemasEconómicos del Socialismo en la URSS”, p. 18).

En 1952, era correcta la afirmación de que los países socialistas habían ampliado su esfera, con las ganancias de posguerra en Europa del Este. El capitalismo había perdido estos mercados. La Unión Soviética y China estaban ganando en fuerza económica. El capitalismo estaba sintiendo la pérdida de mercados tan enormes. En consecuencia, en 1952 esta observación estaba totalmente justificada. Sin embargo, Stalin murió un año después y los revisionistas jruschovistas tomaron el poder, siguiendo un rumbo diferente.

En 1952, como señaló Stalin, los países socialistas estaban ampliando su esfera económica. Los países capitalistas habían perdido mercados y seguían perdiéndolos, y de esta forma se contraían. Es absurdo sostener que la esfera de explotación de los recursos mundiales por los principales países capitalistas no se contrajo, efectivamente, durante los años cincuenta. Esto comenzó cuando una serie de países de Europa oriental se unió al bloque económico “soviético”, lo que dio lugar durante mucho tiempo a una contracción de la esfera económica capitalista y la expansión de la esfera económica socialista, incluido el desarrollo de la Unión Soviética y China. Stalin estaba simplemente en lo correcto.

Por supuesto, el capitalismo tiene sus ciclos de auge, caída y nuevo auge, marcados por las guerras. Pero Stalin estaba escribiendo específicamente sobre la nueva situación con respecto al nuevo bloque socialista en desarrollo.

Stalin dice en “Problemas Económicos” que su anterior fórmula sobre la estabilidad de los mercados capitalistas ya no era válida, en vista de las nuevas condiciones económicas mundiales.

El capitalismo comenzó a recuperarse algunos años después de la Segunda Guerra Mundial. Y muchos años después, estableció mercados incluso en los países “socialistas”. Pero Stalin era marxista-leninista, y no miraba una bola de cristal. Los acontecimientos posteriores (incluyendo el ascenso de los revisionistas en los países socialistas) dieron lugar a nuevos cambios en la economía global. Estos cambios se reflejarían después en la teoría. Argumentar, como hacen los seudoizquierdistas, que Stalin estaba equivocado a la luz del desarrollo de los acontecimientos posteriores, es absurdo. ¿Lenin estuvo equivocado al optar por la revolución, mientras que los mencheviques estuvieron en lo correcto, sólo porque décadas más tarde Rusia es declaradamente capitalista? Por supuesto que no. Las circunstancias cambiaron tras la muerte de Stalin.

El curso económico seguido por los revisionistas después de la muerte de Stalin se describe detalladamente en el libro “La restauración del capitalismo en la Unión Soviética” de W.B. Bland, en el websitewww.oneparty.org.uk del Communist Party Alliance. Las políticas revisionistas incluyeron la abolición de la planificación económica socialista y la introducción de un mercado “socialista” y de políticas capitalistas favorables a la expansión del capitalismo. Esto exigió una reevaluación, desde el punto de vista de la teoría marxista-leninista, de las perspectivas en ese momento. Stalin tuvo razón al examinar la situación del momento y al extraer correctamente conclusiones prácticas de ella. De hecho, la tendencia del capitalismo a contraerse continuó durante un tiempo después de la muerte de Stalin.

Stalin no se estaba refiriendo a las décadas futuras o más allá, ya que (como todo el mundo) no tenía una bola de cristal y no podía predecir todos los eventos por venir. La teoría siempre cambia a medida que los acontecimientos del mundo siguen adelante.

Sin embargo, Stalin tenía razón. El problema es que los seudoizquierdistas y otros pensadores no dialécticos le atribuyeron a Stalin ideas que nunca tuvo, tergiversaron sus ideas porque no las entendieron y les dieron un marco temporal que nunca tuvieron.

Stalin no estaba mirando una bola de cristal, profetizando el futuro lejano, el estaba identificando una tendencia.

La afirmación de que Stalin promovió

la “coexistencia pacífica” revisionista


Stalin nunca mencionó (y ciertamente no lo hizo en “Problemas Económicos”) una política en que la clase obrera viviera en “coexistencia pacífica” con el capitalismo. Por el contrario, en “ProblemasEconómicos”, Stalin afirmó que las guerras imperialistas son inevitables (difícilmente un argumento a favor del proletariado sentándose a esperar) y también sostuvo que la clase obrera no debe retrasarse, sino que debe utilizar todas las condiciones favorables para tomar el poder.

La coexistencia pacífica fue una política formulada por V.I. Lenin, y no se refería a la “coexistencia pacífica” entre la clase obrera y los capitalistas. Significaba que un país socialista procuraría establecer una coexistencia pacífica con los países no socialistas, lo que le conduciría a tener relaciones comerciales y diplomáticas con el mundo no socialista. Esta fue la política leninista que Stalin apoyó.

Tras la muerte de Stalin en 1953, los jruschovistas trataron de imponer su interpretación revisionista de la coexistencia pacífica al movimiento comunista internacional. Mientras que para los marxista-leninistas, incluyendo Stalin, la coexistencia pacífica era una relación entre Estados, los revisionistas soviéticos deformaron esta política en el sentido de buscar la paz entre las clases explotadas y explotadoras al interior de los países, y la paz entre las naciones oprimidas y las naciones opresoras en las relaciones internacionales.

El movimiento por la paz:

Stalin sobre la inevitabilidad de las guerras


Las seudoizquierdistas afirman, falsamente, que Stalin en “ProblemasEconómicos” planteó una política que sugería que la clase obrera debería vivir en “coexistencia pacífica” con el capitalismo, porque “el capitalismo era incapaz de expandirse”. Pero sólo tenemos que leer las páginas 20-21 de ese folleto, para refutar estas afirmaciones.

Lo que sigue es de “Problemas Económicos del Socialismo”, pp. 20-21 (las negritas es énfasis mío):

“Pero de aquí se desprende que la inevitabilidad de las guerras entre los países capitalistas sigue existiendo.


Se dice que la tesis de Lenin relativa a que el imperialismo engendra inevitablemente las guerras debe considerarse caducada, por cuanto en el presente han surgido poderosas fuerzas populares que actúan en defensa de la paz, contra una nueva guerra mundial. Eso no es cierto.


El presente movimiento pro paz persigue el fin de levantar a las masas populares a la lucha por mantener la paz, por conjurar una nueva guerra mundial. Consiguientemente, ese movimiento no persigue el fin de derrocar el capitalismo y establecer el socialismo, y se limita a los fines democráticos de la lucha por mantener la paz. En este sentido, el actual movimiento por mantener la paz se distingue del movimiento desarrollado en periodo de la Primera Guerra Mundial por la transformación de la guerra imperialista en guerra civil, pues este último movimiento iba más lejos y perseguía fines socialistas.


Es posible que, de concurrir determinadas circunstancias, la lucha por la paz se desarrolle hasta transformarse, en algunos lugares, en lucha por el socialismo, pero eso no sería ya el actual movimiento pro paz, sino un movimiento por derrocar el capitalismo.

Lo más probable es que el actual movimiento pro paz, como movimiento para mantener la paz, conduzca, en caso de éxito, a conjurar una guerra concreta, a aplazarla temporalmente, a mantener temporalmente una paz concreta, a que dimitan los gobiernos belicistas y sean sustituidos por otros gobiernos, dispuestos a mantener temporalmente la paz. Eso, claro es, está bien. Eso incluso está muy bien. Pero todo ello no basta para suprimir la inevitabilidad de las guerras en general entre los países capitalistas. No basta, porque, aun con todos los éxitos del movimiento en defensa de la paz, el imperialismo se mantiene, continúa existiendo, y, por consiguiente, continúa existiendo también la inevitabilidad de las guerras.

Para eliminar la inevitabilidad de las guerras hay que destruir el imperialismo.”

Precisamente: el “presente" (década de 1950) movimiento pro paz no es suficiente. Es necesario destruir el imperialismo. El “presente” movimiento por la paz no puede lograr eso. Stalin, en este pasaje, evidentemente no se refiere al movimiento comunista; es un error identificar el movimiento comunista de los años 50 con el “movimiento pro paz”. Creo que éste es el error que la seudoizquierda comete. Por lo general, usan esta cita para tratar de justificar la incorrecta posición seudoizquierdista sobre el concepto de Stalin de “coexistencia pacífica”.

Hay que destruir el imperialismo”, dice Stalin. Sí, en efecto. El movimiento comunista, para Stalin y para todos los marxista-leninistas, existe para destruir el capitalismo. El movimiento por la paz fue, como lo es hoy, una historia diferente, tal como lo explicó Stalin en el pasaje de “Problemas Económicos” al que estoy dirigiendo la atención de los lectores.


La evaluación de Stalin del capitalismo en 1952 no estaba equivocada. Pero tampoco trataba Stalin de imponer una política que orientara al proletariado a vivir en “coexistencia pacífica” con el capitalismo. Ésta es una alegación presentada regularmente por el enemigo de clase, y debe ser impugnada cada vez que sea expuesta por la pequeña burguesía, la socialdemocracia, los trotskistas y los seudoizquierdistas.

En el pasaje citado anteriormente, Stalin, de hecho, está sosteniendo que el movimiento por la paz, incluso si se tuviera éxito, podría en el mejor de los casos evitar una guerra concreta (es decir, no la que está a la vuelta de la esquina), posponerla temporalmente, etc., etc. De hecho, Stalin está argumentando aquí que el movimiento por la pazno puede impedir la guerra imperialista. Stalin era absolutamente inequívoco a este respecto.


Stalin escribió esto, acerca de las guerras, en la misma obra:

“Algunos camaradas afirman que, debido al desarrollo de nuevas condiciones internacionales después de la Segunda Guerra Mundial, las guerras entre los países capitalistas han dejado de ser inevitables... Estos camaradas se equivocan.”

Stalin hizo públicas sus opiniones sobre la inevitabilidad de las guerras imperialistas en su disputa con Dimitrov, quien argumentaba que las guerras no eran inevitables. Los argumentos de Stalin en “Problemas Económicos del Socialismo” son parte de su disputa con esta fracción.

La interpretación seudoizquierdista de que, en su libro, Stalin no estaba dando una advertencia inequívoca de que es imposible evitar la guerra, es una lectura falsa, basada en prejuicios seudoizquierdistas.

La parte citada tiene por objeto demostrar que el movimiento por la paz fue un movimiento limitado, con fines limitados. ¡Stalin no recomendaba que los comunistas debieran limitarse a esos objetivos! Esta intención es lúcidamente clara para cualquier lector imparcial.

Los seudoizquierdistas afirman que en “Problemas Económicos”, Stalin estaba hablándole al “movimientocomunista por la paz democrática”, de la que el PC británico era una parte importante. (Hago notar que dice “una” parte importante). ¿Qué clase de argumento es éste? ¿Ese hecho hace que el movimiento pacifista británico, por no decir el movimiento por la paz mundial, sea una organización comunista? ¡Claro que no! En realidad, Stalin está diciendo esto claramente en el pasaje citado. Es obvio que el movimiento comunista y el “presente movimiento pro la paz”no eran una y la misma cosa. Stalin advertía de los límites del movimiento por la paz y señalaba la inevitabilidad de las guerras.

La mentira de que Stalin se pronunció por
la “transición pacífica” al socialismo

“La dictadura del proletariado no puede surgir como resultado del desarrollo pacífico de la sociedad burguesa y de la democracia burguesa; sólo puede surgir como resultado de la demolición de la máquina del Estado burgués, del ejército burgués, del aparato burocrático burgués, de la policía burguesa...

En otras palabras: la ley de la revolución violenta del proletariado, la ley de la destrucción de la máquina del Estado burgués, como condición previa de esta revolución, es una ley inexcusable del movimiento revolucionario en los países imperialistas del mundo.”

(J.V. Stalin: “Los fundamentos del leninismo”, cap. IV, en Obras Completas, tomo 6, Moscú, 1953)

Stalin también fue claro sobre el tipo de partido necesario para lograr esta “destrucción de la máquina del Estado burgués”:


“He aquí la necesidad de un nuevo partido, de un partido combativo, de un partido revolucionario, lo bastante intrépido para conducir a los proletarios a la lucha por el poder...”

(J. V. Stalin, Ibíd., cap. VIII)

La opinión de que Stalin defendía una “transición pacífica” es una mentira basada en prejuicios seudoizquierdistas.

Para Stalin, no hubo “campañas de confusión”. Fue explícito al escribir sobre “la ley de la revolución violenta del proletariado... en los países imperialistas del mundo”. Es en este contexto en que podemos entender aquello de que “hay que destruir el imperialismo”.

“El camino británico al socialismo” (CBS)

La publicación en 1951 de “El camino británico al socialismo” –que predicaba que el socialismo podría establecerse en Inglaterra a través de la “democracia parlamentaria”– marcó la transición abierta del Partido Comunista de Gran Bretaña, su transición del marxismo-leninismo al revisionismo.

El CBS fue enunciado por primera vez en forma definitiva por el comité ejecutivo del PCGB en 1951, con una enmienda aprobada en el XXII Congreso de 1952.

Expresaba el ridículo punto vista revisionista de que:

“... Es posible ver cómo el pueblo se moverá hacia el socialismo sin más revolución, sin la dictadura del proletariado.”

Tanto los partidarios como los detractores de “El camino británico al socialismo” en los años cincuenta, sostuvieron que éste había sido “aprobado”. Pero, aunque fue publicado en su totalidad en Pravda, hay evidencia de que Stalin lo criticó. Se cita a Stalin calificándolo de “muy tímido”, que no era lo suficientemente crítico del Partido Laborista británico, al que describía como el ala izquierda del Partido Conservador.


No hay ninguna evidencia de que Stalin apoyara el CBS.

¿Los revisionistas “aparecieron de la nada” en Moscú?

Los seudoizquierdistas alegan que no hubo ningún rastro de algún movimiento revisionista que se opusiera a Stalin y a los marxista-leninistas, en vida de Stalin.

Sin embargo, desde 1930, hubo luchas entre los revisionistas y los marxista-leninistas en la dirección del PCUS. Stalin y los marxista-leninistas no siempre tuvieron la mayoría.

Por ejemplo, a principios de la década de 1940, los economistas Eugen Varga y Nikolai Voznsensky publicaron –abiertamente– libros que defendían programas revisionistas, y fueron rápidamente golpeados por los marxista-leninistas.

En este sentido, Bill Bland planteó una serie de preguntas y sugirió una respuesta:

· ¿Por qué Stalin, que jugó un papel tan activo en el movimiento comunista internacional en la década de 1920, dejó de hacerlo después de 1926?

· ¿Por qué la publicación de las obras de Stalin, programada en dieciséis volúmenes, se quedó en el volumen 13 en 1949, cuatro años antes de su muerte?

· ¿Por qué no se pidió a Stalin que presentara el Informe del Comité Central ante el XIX Congreso en 1952?

· ¿Por qué los últimos escritos de Stalin se limitaron a temas como la lingüística y la crítica de una propuesta de libro de texto sobre Economía –temas que los revisionistas ocultos pudieron considerar inofensivos si Stalin no los hubiera convertido en ataques a las ideas revisionistas?

[Respuesta:] Porque durante algunos años antes de su muerte, Stalin y sus camaradas marxista-leninistas no tuvieron la mayoría en la dirección de la Unión Soviética.

Los revisionistas no “aparecieron de la nada”, estaban comprometidos en una lucha (por lo general oculta) en la dirección, y salieron a la luz después de la muerte de Stalin.

El argumento que atribuye a Stalin el origen de las políticas revisionistas, planteado por los seudoizquierdistas y los trotskistas, es simplista. También es algo cómodo, y pone a estos amables críticos en un terreno de afectuoso acuerdo con la burguesía imperialista. Sólo los antirrevisionistas, los marxista-leninistas, pueden explicar cómo es que la Unión Soviética llegó a ser traicionada por el revisionismo.

John B. Green

Communist Party Alliance

Fuente: John B. Green, “Stalin’s ‘Economic Problems of Socialism’ and Revisionism”, s/f, publicado en oneparty.co.uk

Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Inessa de la Torre.

Nota: Para facilitar la consulta, las páginas relativas a “Problemas Económicos delSocialismo en la URSS”, corresponden a la edición realizada por “Crítica Marxista-Leninista”.

Descargar 'Problemas Económicos del Socialismo' de Stalin y el revisionismo de John B. Green.
 

Tomado de:
Crítica Marxista-Leninista

Stalin no promovió la "coexistencia pacífica" revisionista



¡Sidalin!, ¡Sidalin!, ¡Sidalin
¡Wansui Sidalin!

“Izquierdistas” y trotskistas atribuyen falsamente a Stalin la teoría revisionista de la "coexistencia pacífica", que jruschovistas y brezhnevistas establecieran como política de la URSS e impusieran al movimiento comunista internacional después de la muerte de Stalin. estos renegados desvirtuaron completamente la política de coexistencia pacífica establecida por Lenin, según la cual los países socialistas debían mantener relaciones diplomáticas y comerciales con los países capitalistas, mientras se preparan para las afrontar inevitables guerras que el capitalismo genera y para el momento de la batalla decisiva entre los dos sistemas. El revisionismo jruschovista renegando de la lucha de clases y de la dictadura del proletariado, aparte de negar la tesis leninista de la inevitabilidad de las guerras en la época del imperialismo y de abogar por la competencia pacífica entre el socialismo y el capitalismo como forma de decidir "quién vencerá", hizo extensiva la teoría de la coexistencia pacífica entre sistemas a la coexistencia entre las clases explotadas y explotadoras en los países capitalistas, renunciando a la revolución proletaria y adoptando el camino de la transición pacífica del capitalismo al socialismo, que incluye la lucha electoral y parlamentaria como la vía de la conquista del poder en camino al socialismo.


Los seudoizquierdistas y troskistas hacen responsable a Stalin de las teorías de los renegados jruschovistas-brezhnevistas y "olvidan" la claridad con la que en su obra "Problemas Económicos del Socialismo en la URSS", Stalin expone las tesis marxista-leninistas que están en abierta contradicción con las de las camarillas de Jruschov y Brezhnev. En esa vena, publicamos el artículo del británico John B. Green que remitiéndose a esta última gran obra de Stalin, rebate la acusación gratuita y falsa que los seudoizquierdistas y trotskistas hacen al gran discípulo de Lenin (más allá de algunas tesis controvertidas de Green sobre los últimos años de Stalin).



 

¿Paz o violencia?



Reproducimos extractos de un artículo del general Vo Nguyen Giap, jefe de las fuerzas armadas de la República Democrática de Vietnam durante las guerras de independencia, primero contra los franceses y luego contra los yanquis.

Vo Nguyen Giap


La violencia: partera del nuevo sistema social

Desde el momento en que la sociedad fue dividida en clases, las clases dominantes establecieron su máquina de Estado para oprimir y explotar a las clases dominadas por ellas. El Estado es el instrumento de la violencia empleado por las clases dominantes para aplastar toda resistencia que pueda surgir en las clases dominadasLos dominadores emplean tropas, policías, espías, tribunales de Justicia y prisiones contra los dominados. Las clases explotadoras en el Poder emplean siempre, por una parte, la violencia para reprimir a las clases explotadas. Por otra parte, emplean a sus “teóricos” para esparcir el pacifismo y la teoría de la “no violencia” tratando de que los explotados se resignen a su destino sin recurrir a la violencia para resistir a las clases explotadoras en el Poder.

Sin embargo, los que constantemente recurren a la violencia para la represión del pueblo trabajador, son los que claman contra el uso de la violencia. La violencia a la que se oponen y atacan es la que los oprimidos y explotados por ellos emplean para resistirlos, en tanto que la violencia que ellos emplean frecuentemente para reprimir al pueblo trabajador la proclaman como un favor que conceden a este último.

Los que han tragado el veneno del pacifismo y humanitarismo burgueses se oponen a toda clase de violencia. No hacen ninguna distinción del carácter de clase de los diversos tipos de violencia.Para ellos la violencia empleada por la burguesía con objeto de reprimir al proletariado y la violencia empleada por el proletariado para resistir a la burguesía son una y la misma cosa. Lenin dijo una vez: “Hablar de ‘violencia’ en general, sin distinguir las condiciones que diferencian la violencia reaccionaria de la revolucionaria, es equipararse a un filisteo que reniega de la revolución, o bien, sencillamente, engañarse uno mismo y engañar a los demás con sofismas”(1)

Para los pacifistas, todo tipo de violencia es malo. Frente a la muerte causada por la violencia, lo único que pueden hacer es gemir y lamentarse. No saben nada de la ley del desarrollo social. Sólo ven el lado feo de la violencia y no comprenden que, además de su fealdad, juega un papel revolucionario en la historia. Marx dijo una vez que la violencia “es la partera de toda vieja sociedad que lleva en su seno otra nueva”.

El revisionismo y la violencia

Hoy en día los revisionistas contemporáneos y los oportunistas de derecha del movimiento comunista y del movimiento obrero siguen batiendo la lengua sobre “paz” y “humanitarismo”; no se atreven a mencionar la palabra “violencia”. Para ellos la violencia es tabú. Temen la palabra “violencia” como la sanguijuela a la cal. El hecho es que han negado la teoría marxista-leninista sobre el papel de la violencia en la historia. Hace más de ochenta años, al criticar la filosofía reaccionaria de Dühring, Engels escribió: “Para Herr Dühring la violencia es el mal absoluto; el primer acto de violencia es para él el pecado original. Toda su exposición es una jeremiada sobre la manera en que hasta hoy la historia se ha contaminado así por el pecado original, sobre la infame desnaturalización de todas las leyes naturales y sociales por este poder diabólico: la violencia. Pero, la violencia juega todavía en la historia otro rol: un rol revolucionario; según las palabras de Marx, ella es la partera de toda vieja sociedad que lleva en su seno otra nueva; es el instrumento con ayuda del cual el movimiento social se abre camino y hace añicos las formas fosilizadas y muertas; de esto no hay ni una sola palabra en Herr Dühring” (2)

Los comunistas no son tolstoístas o discípulos de Gandhi que predican la “no violencia”. Tampoco difunden la idea de la “violencia por la violencia”. No son “belicosos” y “sedientos de sangre” como siempre dicen los reaccionarios para calumniarlos. Simplemente muestran los comunistas un hecho, es decir, la violencia es un fenómeno social, un resultado de la explotación del hombre por el hombre y un medio empleado por los bloques dominantes y explotadores para mantener y extender su dominación. Los comunistas sostienen que la clase obrera y el resto del pueblo trabajador –víctimas de la explotación y dominación– deben recurrir a la violencia revolucionaria para aplastar a la violencia contrarrevolucionaria, de modo que puedan lograr su propia emancipación y que la sociedad pueda avanzar de acuerdo con la ley del desarrollo histórico. Hace más de cien años Marx y Engels establecieron claramente en el Manifiesto Comunista: “El proletariado, derrocando por la violencia a la burguesía, implanta su dominación” (3).

También dijeron: “Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente”(4).

Los comunistas plantean el rol histórico que juega la violencia no porque sean “maníacos” de la violencia sino porque es una ley que rige el desarrollo social de la humanidad. No puede triunfar ninguna revolución y ningún desarrollo de la sociedad humana es posible sin entender esta ley.

La dictadura del proletariado

La causa revolucionaria del proletariado no significa una simple barajada del personal gubernamental o un simple cambio de gabinete mientras sigue intacto el viejo orden político y económico. La revolución proletaria no debe conservar la máquina del Estado (policía, gendarmes, fuerzas armadas y estructura burocrática existentes), empleada principalmente para oprimir al pueblo sino que debe aplastarla y reemplazarla por una absolutamente nueva. Esta es una de las condiciones que marcan la diferencia entre la revolución proletaria y la revolución burguesa. La revolución burguesa no aplasta la máquina del Estado feudal existente, sino que se apodera de ella, la mantiene y la perfecciona. Por el contrario, la revolución proletaria aplasta la máquina estatal existente del sistema capitalista.

La revolución proletaria es un proceso de aguda lucha en la cual la burguesía es derribada, el orden burgués es destruido, las propiedades de los capitalistas y terratenientes son confiscadas y se realiza la propiedad pública de los diversos principales medios de producción. La clase obrera no se apodera simplemente de la máquina estatal existente ni transfiere la máquina estatal militarista burocrática de las manos de la burguesía a las suyas. Debe aplastar la máquina estatal burguesa y establecer una nueva máquina estatal propia, es decir, la dictadura del proletariado. Aplastar la máquina estatal existente es “la condición preliminar de toda revolución popular verdadera”. En una carta a L. Kugelman en 1871, Marx consideraba que tal acción era esencial para todos los países de Europa continental, y que en los años de 1870 a 1880, en los países fuera del continente europeo, tales como Inglaterra y los EEUU, era posible que la clase obrera se apoderara del poder estatal por medios pacíficos, porque en ese tiempo el capitalismo no había crecido hasta transformarse en el capitalismo monopolista y todavía no se habían desarrollado en Inglaterra y EEUU el militarismo y la burocracia. Este era el estado de cosas antes de que surgiera el imperialismo. Pero al comenzar el siglo XX, cuando el capitalismo prevalecía en todos los países y se desarrollaba hasta alcanzar su etapa superior, es decir, el imperialismo, y cuando el militarismo y la burocracia comenzaron a aparecer en Inglaterra y los EEUU, la posibilidad de apoderarse del poder estatal por medios pacíficos no existía ya en esos dos países. En 1917 Lenin escribió en El Estado y la Revolución que esta tesis de Marx con su limitada aplicación al continente ya no podía aplicarse y que en Inglaterra o EEUU la demolición de la maquinaria estatal existente ya se había convertido en la condición primordial para cualquier revolución popular auténtica. En 1918, en La revolución proletaria y el renegado Kautsky, Lenin consideraba esta cuestión como una ley universal: “La revolución proletaria es imposible sin destruir violentamente la máquina del Estado burgués y sin sustituirla por otra nueva...” (5).

Cuando Lenin criticó la llamada tesis de Kautsky de que “la transición podía ocurrir pacíficamente, es decir, de una manera democrática”, señaló claramente que este era un intento de ocultar a los lectores el hecho de que la violencia revolucionaria es el signo fundamental del concepto de la dictadura del proletariado, y que era un fraude encaminado a sustituir la revolución violenta por la revolución pacífica. Dijo: “todos los subterfugios, los sofismas, las viles falsificaciones de que Kautsky se vale, le hacen falta para rehuir la revolución violenta, para ocultar que reniega de ella, que se pasa al lado de la política obrera liberal, es decir, al lado de la burguesía. Ahí está el quid” (6).

Extracto de un artículo de Vo Nguyen Giap publicado en El hombre y el arma, pág. 153 a 158, ediciones La Rosa Blindada, 1968.


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Notas

(1) V.I. Lenin: La Revolución Proletaria y el renegado Kautsky
(2) F. Engels: Anti-Dühring
(3) C. Marx y F. Engels: Obras escogidas en dos tomos, tomo 1, pag. versión española, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1951.
(4) C. Marx y F. Engels: Obras escogidas en dos tomos, tomo 1, pag. 52, versión española, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1951.
(5) V.I.Lenin: La revolución proletaria y el renegado Kautsky, pag 12 versión española. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú.
(6) V.I.Lenin: La revolución proletaria y el renegado Kautsky, pag 14 versión española. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú.

SOMOS MARXISTAS-LENINISTAS

ODC 

 
 
"Lo fundamental en la doctrina de Marx es la lucha de clases. Así se dice y se escribe con mucha frecuencia. Pero esto no es exacto. De esta inexactitud se deriva con gran frecuencia la tergiversación oportunista del marxismo, su falseamiento en un sentido aceptable para la burguesía. En efecto, la doctrina de la lucha de clases no fue creada por Marx, sino por la burguesía,antes de Marx, y es, en términos generales, aceptable para la burguesía. Quien reconoce solamente la lucha de clases no es aún marxista, puede mantenerse todavía dentro del marco del pensamiento burgués y de la política burguesa. Circunscribir el marxismo a la doctrina de la lucha de clases es limitar el marxismo, bastardearlo, reducirlo a algo que la burguesía puede aceptar. Marxista sólo es el que hace extensivo el reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado. En esto es en lo que estriba la más profunda diferencia entre un marxista y un pequeño (o un gran) burgués adocenado. En esta piedra de toque es en la que hay que contrastar la comprensión y el conocimiento real del marxismo."
 
"La esencia de la teoría de Marx sobre el Estado", concluye Lenin, "sólo la ha asimilado quien haya comprendido que la dictadura de una clase es necesaria, no sólo para la sociedad de clases en general, no sólo para el proletariado después de derrocar a la burguesía, sino también para todo el periodo histórico que separa al capitalismo de la 'sociedad sin clases', del comunismo" (V.I. Lenin, "El Estado y la Revolución").
 
Según la definición dada por Lenin, la dictadura del proletariado es "la base de la revolución proletaria". De allí J.V. Stalin sacó la conclusión completamente justa de que la esencia del leninismo consiste en la teoría y la táctica de la revolución proletaria con el fin de establecer la dictadura del proletariado. (J.V. Stalin, "Los fundamentos del leninismo").
 
La contribución más grande de Lenin al proletariado internacional consistió en el rescate de la esencia revolucionaria del marxismo, que había sido pervertido y transformado en una teoría de la coexistencia de clases por parte de los representantes de la pequeña burguesía en el movimiento comunista, los oportunistas de la Segunda Internacional, que negaban la revolución y la dictadura del proletariado.
 
"De aquí los tres aspectos fundamentales de la dictadura del proletariado:
          
1) Utilización del Poder del proletariado para aplastar a los explotadores, para defender el país, para consolidar los lazos con los proletarios de los demás países, para desarrollar y hacer triunfar la revolución en todos los países.
          
2) Utilización del Poder del proletariado para apartar definitivamente de la burguesía a las masas trabajadoras y explotadas, para consolidar la alianza entre el proletariado y estas masas, para hacer participar a estas masas en la edificación socialista, para asegurar al proletariado la dirección estatal de estas masas.
 
3) Utilización del Poder del proletariado para organizar el socialismo, para suprimir las clases, para pasar a una sociedad sin clases, a la sociedad comunista.
          
La dictadura proletaria es la suma de estos tres aspectos. Ni uno solo de estos aspectos puede considerarse como el único rasgo característico de la dictadura del proletariado; y a la inversa, basta con que falte aunque sólo sea uno de ellos, para que, existiendo el cerco capitalista, la dictadura del proletariado deje de ser dictadura". (J.V. Stalin, Sobre las Cuestiones del Leninismo, "La Revolución Proletaria y la Dictadura del Proletariado").
 
 
TEXTOS FUNDAMENTALES

K. Marx & F. Engels, "El manifiesto comunista"

V.I. Lenin, "El Estado y la Revolución"

J.V. Stalin, "Los fundamentos del leninismo" 

Que es ser COMUNISTA


El orgullo de ser comunista
 
 
Ser COMUNISTA es la asunción de una posición de clase firme cuya meta es luchar por acabar con el sistema de explotación del hombre por el hombre (capitalismo) e instaurar la sociedad justa y equilibrada (Comunismo Científico) donde, no exista ni opresores ni oprimidos, ni ricos ni pobres; donde el fruto del trabajo social y colectivo satisfagan las principales necesidades materiales y espirituales, y, donde el soñar, crear y amar sea la gran realización del genero humano.
 
Ser COMUNISTA es la convicción de la rebeldía consciente y con conocimiento contra este sistema de cosas injustas (capitalismo) que favorece a una minoría y, somete a la miseria y dolor a la inmensa mayoría del pueblo trabajador, mutilándole el principio de la creatividad y productividad del ser humano para su propia emancipación.

Quienes asumimos el comunismo como ideología y como teoría de la revolución social estamos convencidos de la inevitabilidad de la sustitución del capitalismo, sistema basado en la explotación y la opresión del trabajador, por otro donde desaparezcan ambas para dar paso a otro nuevo, sin explotados ni explotadores, basado en la justicia social, la igualdad, la solidaridad, la plena libertad: el socialismo.

Los comunistas obramos en la teoría y práctica de acuerdo con los objetivos que perseguimos. El que de palabra es comunista pero actúa como un canalla no es comunista.

Los comunistas no toleramos la explotación ni la injusticia.

Los comunistas odiamos toda clase de opresión y explotación. Odiamos a los opresores y explotadores. 

Los comunistas somos marxistas, porque analizamos la sociedad y sus contradicciones bajo las ideas de Marx, no por fanatismo religioso, sino porque encontramos en ellas la posibilidad de entender como cambiarla, identificando a nuestros aliados entre los desposeídos, privados de libertad y explotados, y reconociendo a nuestros adversarios en quienes usufructúan del trabajo de otros y destruyen el medio ambiente, por el afán de lucro que les permite el derecho a la propiedad, los medios de producción y los recursos naturales.

Los comunistas nos organizamos para cambiar la realidad en base a principios como la disciplina consiente, la unidad de acción, la critica y autocrítica, y el centralismo democrático, de manera de conjugar la libertad de opinión en la discusión para la construcción colectiva, con la efectividad en la acción de una dirección única y solida como el acero.

Los comunistas somos revolucionarios porque creemos que podemos y debemos cambiar la sociedad por completo. No es sostenible la vida en la tierra si no concebimos la propiedad, la producción, el desarrollo o la educación de una manera radicalmente distinta, no en base a lo que hay, sino en base a lo que debiera haber si realmente queremos el bienestar de todos y la armonía con la naturaleza.
 
No luchamos para mejorar este sistema, sino para destruirlo y reemplazarlo por otro al servicio de los oprimidos. Luchamos por destruir lo viejo e injusto y construir lo nuevo y justo.

El medio para lograrlo es la lucha de clases del proletariado y la violencia revolucionaria de este, clase antagónica de la burguesía, cuyos intereses generales y concretos asume el Partido Comunista.
 
Pero el dominio que ejerce la burguesía en la sociedad no se limita al ámbito económico; es también así en el terreno de la política, la ideología y la cultura. Lo nuevo que nace y está en desarrollo debe enfrentar, pues, una inmensa fuerza protegida desde el Poder estatal establecido, que nunca cederá un milímetro sin resistencia ni aceptará la pérdida de sus ventajas y privilegios.

 
A ello hay que sumar el imperialismo y su desbocado expansionismo que no tolera el derecho de los pueblos a la autodeterminación y menos a que se instale el socialismo.

La lucha es, pues, enconada y sin tregua. En todos los terrenos y en todas las formas. No pocos ceden a las ventajas que le ofrecen a cambio de la abdicación de sus convicciones,  a la tentación de la torta burocrática, a los privilegios que les ofrece el capital,  o se someten al chantaje y la represión. Resquebrajada su fortaleza ideológica todo lo demás vendrá por añadidura. Así surgen los oportunistas o los tránsfugas del socialismo.
 
El comunista no es tal por razones solamente éticas o morales, porque le indigna los abusos, la explotación o la pobreza. Sus convicciones nacen de la constatación de que el capitalismo no está en condiciones de resolver las contradicciones fundamentales que aquejan a la sociedad ni de satisfacer las necesidades humanas ni la preservación del medio ambiente. Que un mundo mejor y superior es posible. Marx advirtió con lucidez que el capitalismo creaba las condiciones materiales para ese cambio, pero también la clase social que la haría posible: el proletariado.

Asumir el comunismo es marchar siempre contra la corriente, someterse a riesgos y asumir una voluntad de entrega a un ideal justo sin pedir nada en recompensa personal. Entender la vida de una manera distinta a la que la entienden la burguesía o el pequeño burgués que se mueven por intereses personales.

No es, pues, fácil ser comunista. Como no lo es todo lo que significa cambiar la realidad económica y social. De un lado, porque existen fuerzas poderosas que buscan perpetuar lo establecido recurriendo a todos los medios: legales e ilegales, ideológicos y coercitivos, de presión o corrupción. Del otro, porque ser comunista equivale a cambiar él mismo, a dejar de lado concepciones, hábitos y tradiciones decadentes que vienen de atrás, a ir construyendo nuevos valores, estilos, métodos de trabajo propios del proyecto histórico que aspira construir.

El comunista entiende la política no como ventaja, como aspiración personalista o privilegio a ganar, sino como entrega a una causa justa al servicio del pueblo.

La política comunista es ajena a toda forma de oportunismo o arribismo.

Los comunistas encuentran siempre inmensas dificultades y retos, amenazas y reveses transitorios, o también trampas y cantos de sirena ofrecidos por el adversario para disuadirlo o corromperlo. Y nada hay más legítimo, noble y elevado que asumir sus banderas, que son las de la humanidad oprimida dueña de su destino, liberada de la explotación del hombre por el hombre.
 
ODC.